Nuevamente zorro, coneja y libre regresan a la
estación esta vez con un acompañante, pero al llegar notan el revuelo que había
en aquel lugar, al acercase al recepcionista del lugar, Nick pregunta: ¿Qué
sucede?
–La gobernadora dio órdenes de que todo agente
policial tenga un arma de fuego por los próximos treinta días – contesto el
recepcionista.
– ¡QUE! – exclamaron aquellos agentes.
–Si lo sé, una locura, pero órdenes son
órdenes, ¡los anoto para una! –
–Pero por supuesto que no – replico Nick
seriamente.
–Por favor llama a Bogo y Declack tenemos un
informante fidedigno sobre los crímenes de Sinclair – apunto Judy algo
indignada.
–En seguida – contesto el recepcionista.
La oficina de Bogo estaba silenciosa, mientras
el miraba por la ventana, acto seguido se prendió su intercomunicador y de ahí
salió la voz del recepcionista: Jefe Bogo
los oficiales Nicholas Wilde y Judy Hopps lo quieren ver junto a la oficial de
asunto interno.
Bogo se extrañó bastante porque Declack y Hopps
no se llevan muy bien, pero este acato la petición y dijo: ¡Dile que pasen!
–Inmediatamente – replico el recepcionista.
Nick, Judy y Jack subieron hacia la oficina de
Bogo en compañía de su criminal. Al
llegar a la oficina, esto solamente entran y ven a su jefe como siempre, junto
a la oficial de asunto interno, allí Nick dice: ¡Seño este animal tiene
información valiosa de Sinclair!
– ¡Lo atraparon! – apunto este incrédulamente.
–No, este fue capturado por la ex agente
Marcis, el oficial Porbas y el oficial caído Vasques en la operación
desmontajes de bandas delictivas en plaza Sahara – argumento Judy seriamente.
– ¡Oh eso es bueno! Porque así daríamos con la
captura del asesino de Vasques – asevero Bogo.
–Lo traemos aquí porque quiere hacer un trato
para que la policía de Zootopia los protejas –dijo Nick.
– ¡A la vez de infórmanos que hay aun agentes
corrupto en la policía! Prueba de ello
es que él nos informó que hay o habrá agentes listos para matarlo una vez que
saliéramos de la prisión, por eso le solicitamos que él se quede aquí bajo la
supervisión de algún agente confiable – recalco Judy.
Bogo y Declack quedaron completamente
impresionado luego de la revelación de aquellos agentes, allí la indignada
agente de asunto interno proclamo: ¡YO LO SABIA, PERO NUNCA NADIE QUIERE
HACERME CASO!
–Declack si vas a desatar tu furia que sea con
la comisionada, no conmigo – indico Bogo.
–No, estoy cansada decirle que necesitamos un
cambio en todas las áreas oficiales, pero ella no me quiere hacerme caso –
asevero Declack.
–Entonces vuélveselo a plantear, esto algún día
se tiene que terminar; por otra parte detective Wilde y Hopps hicieron lo
mejor, pondré a este ciudadano en custodia de asuntos mayores – argumento Bogo.
–Esa es una buena decisión señor – apunto Nick
entregándole la carpeta a jefe.
Bogo agarro la carpeta y ambos agentes estaban
a punto de retirarse hasta que oyeron a su jefe decir: ¡Esperen un momento
detectives! Ambos agentes conocían
aquella expresión de Bogo y sabían que lo que venía a continuación no sería
bueno.
–No sé si lo supieron, pero hay otro agente
policial de Zootopia muerto, por lo que la gobernadora nos dio el permiso para
usar armas de fuego para nuestra protección, ahora mi pregunta es ya se
enlistaron para recibir una – informo Bogo.
–Con todo respecto señor, no – respondió
seriamente.
–Sabemos muy poco de la decisión de la
gobernadora por hacer esto, pero yo en lo personar estoy en contra de las armas
de fuego – indico Hopps algo indignada.
–Preferimos usar nuestra vieja, confiable y muy
efectiva tranquilizadora como arma de defensa – añadió Wilde algo enojado.
–Desobedecerán una orden gubernamental – apunto
Bogo molesto.
–Si señor – respondieron ambos detective.
–No puedo obligarlos hacer algo que obviamente
no quieren, pero recuerden esto, es su responsabilidad – asevero Bogo leyendo
su informe policial.
–Estamos consciente de ello – comento Nick.
– ¡Pueden retirase! Lleve al señor a una de la
celda de esta estación, luego le diré a asunto mayores para que lo custodien –
ordeno Bogo seriamente.
En ese momento la dupla policial se vuelven a
dar vuelta para retirase de la oficina de su jefe acompañado por el criminal
esposado y el agente de F.B.I, al salir Declack nerviosa dice: ¡Tienes que
obligarlo a usar un arma de fuego!
– ¡Perdón! – exclamo Bogo algo confundido.
–Que tienes que obligarlo a usar un arma de
fuego – recalco Declack.
–Declack considero mucho tu opinión, pero no
puedo obligarlo a usar un arma de fuego –
– ¡Eres un inepto!, se supone que eres su jefe
– contesto Declack.
–Pero como su jefe debe respeta su decisión –
comunico Bogo; –Además que Wilde y Hopps siempre han sabido hacer su trabajo
sin ningún tipo de arma, por ello sé que no necesitara alguna – replico Bogo
muy enfáticamente.
Declack enojada agarra su cosa y sale de
oficina de Bogo se sentó en su silla y proclamo: ¡Porque no fui maestro! Por su parte Declack entra en su oficina agarra
un papel de solicitud de arma y nuevamente sale de su oficina para dirigirse a
la oficina de los detective.
Al encerrar a su informante en una de la celda
de la estación, este dice: Su jefe siempre así.
–No, hoy esta de buena – contesto Nick
calmadamente.
–Yo por mi parte estoy muerta, necesito dormir
– indico Judy algo cansada.
–Nos vemos detectives Hopps – apunto Nick.
–Si por favor – contesto Judy
Rápidamente ambos mamíferos caminan hacia la
recepción, su caminata hacia aquel lugar fue corta y a su llegada lo esperaba
el recepcionista, allí Nick exclama: ¡Oye permítenos la lista de retiro Grog!
–En seguida detective Wilde – contesto el
recepcionista.
–Es hora de descansar, siento el cuerpo pesado
ya – índico Hopps.
–Sera que mi linda conejita le esté pagando la
edad avanzada – se mofo el zorro.
– ¡Cuidado con lo que dices porque esta coneja
está cargada aun de muchas sorpresa! – advirtió Judy.
–Mejor me callo – contesto Nick.
–Oficial Wilde —interrumpió
el recepcionista— ¡aquí tiene! – culmino de
decir este.
Nick agarro la tablilla de la silla y comenzó a
llenarla tranquilamente hasta que la voz de otra fémina lo llama: ¡Nick espera!
La coneja se sorprende a ver su mayor enemiga
acercándose con mucha rapidez, allí se pone a la defensiva y dice: ¿Qué quieres
Declack?
–Quiero que se protejan detectives, necesitan
una arma de fuego – apunto Declack.
–Por supuesto que no – contesto Judy.
–Opino lo mismo que mi compañera Srta. Declack
– replico Nick fríamente.
–Yo poder entender los motivos de la oficial
Hopps para no usar armas de fuego, pero yo no entiendo tu opinión de no usarla
– argumento Declack.
–Porque se lo que hicieron esa armas a este
país en los noventas o no se acuerda de la ley Carol – contesto e indico Nick
seriamente.
–Si me acuerdo de ley Carol, y si me acuerdo de
lo que en los noventas, pero esto es diferente, esto es para… –
–DIJE QUE NO AMANDA —grito— NO, ES
NO y no pienso cambiar de opinión – culmino decir Nick seriamente.
–Pero Nick ya te dispararon y lo pueden volver
hacer – argumento Declack.
–Lo sé, pero a mí eso es lo que menos me
importa ahora, lo que me importa es resolver este caso, quedo claro – apunto
Nick molesto.
–Hablas tu o la estúpida conejita tuya –
expreso Declack.
– ¿Cómo? – preguntaron oficiales.
– ¿Qué si hablas tu o tu querida noviecita? –
repitió Declack.
–Mira Declack estoy muy cansado y me quiero ir
a dormir, pero si realmente quieres una respuesta te la voy a proporcionar;
hablo por mí a la hora decir que no quiero ningún tipo de arma que mate o hiera
a alguien porque si no me conoces a mí nunca me ha gustado ver morir animales,
prefiero usar mi vieja y confiable arma tranquilizadora porque así por lo menos
conservo vio al malhechor y eso es más que suficiente – declaro Nick muy
molesto.
– ¡Pero Nick! – exclamo Declack.
–Acaso esta sorda – apunto Judy igualmente
molesta.
–No te metas entrometida – contrata ataco
Declack furiosa.
–La entrometida eres tu Declack, porque no
haces algo por nosotros y es agarra tu cosa e irte mucho a la mierda – contesto
Nick ya no pudiendo contén todo su enojo.
–Sabes que soy tu oficial superior – indico
Declack.
–Me sabe a mierda – contesto Nick.
– ¡Oficial Wilde más respecto! – repitió
Declack.
–M-E S-A-B-E A M-I-E-R-D-A – replico Nick con
énfasis.
–Te puedo suspender – apunto Declack.
–Ok, me sabe mucho a mierda – repitió Nick esta
vez seriamente.
–Suspendido por tres días – ordeno Declack.
– ¡Vete a la mierda! – repitió el zorro.
–Ocho, por esa mala contestación – asevero
Declack.
–Nick ya cállate – índico Judy asustada.
–Pues gracias Declack, me acabas de sacar de tu
presencia – afirmo Nick dejando la lista de salida.
– ¡Diablos! – apunto Judy seriamente entregando
su arma en la recepción y agarrando la lista de salida, luego de llenarla sale
de la estación y descubre a Nick sentando en pie de la escalinata y allí dijo: Sé
que vas a decir, pero te aseguro nena que eso es lo último que quería hacer.
–Nick tienes que calmarte y pensar la cosa
mejor – apunto Judy.
–Créeme nena que he querido hacer esto desde
hace mucho tiempo – recalco Nick.
–Pero ahora estoy sola en esta investigación –
argumento Judy.
–Esta con ese conejo – indico este
calmadamente.
–Me dejaras sola con alguien de mi misma
especie para que coquetee, eso es raro en ti –
–Si lo sé, pero si de algo estoy seguro yo, es
que mi coneja es bastante profesional para soportarlo – apunto Nick; –Además
creo haber escuchado de tu linda boquita que soy tu novio – recalco el
coquetamente.
–A veces te odio por ser tan condenadamente sexy
– asevero Judy.
–Quisiera haber grabado eso, pero así está
mejor – contesto Nick calmadamente agarrando la mano de si novia para pasar un
momento agradable.
Al otro lado de la cuidad, en una pequeña
oficina estaba reunidos un grupo de animales que discutían sobre algo, un hurón
que estaba sentado en la primera fila veía nerviosamente el papel, mientras sus
socios temblaban de miedo; en ese momento se enciende el televisor que estaba
en la pared y allí aparece la imagen de una tigresa blanca he inmediatamente
dice: No estoy feliz, ¿alguien podría responder porque?
–Señora, sé que debió haberse enterado de todo
lo ocurrido aquí en Zootopia, pero le prometo que tenemos todo bajo control –
apunto el hurón.
– ¡MENTIRA!, ¡MENTIRA!, ¡MENTIRA! – Proclamo la
tigresa muy molesta; – ¿CÓMO PUEDEN DECIR ESO CUANDO LA POLICIA DE ZOOTOPIA SE
ESTA ORGANIZANDO PARA USAR ARMAS DE FUEGO?, ¿CÓMO PUEDEN TENER TODO BAJO
CONTROL? ¡DIGAME! – asevero la felina con firmeza.
–Mi señora estamos… –
– ¡QUE!, ME VAN A DECIR QUE ESTA SOLUCIONANDO
ESTE PROBLEMA, PUES ESPERO QUE ASI SEA, PORQUE ESTOY HARTA YA DE QUE CUALQUIER
MIERDA DE ESTA OPERACIÓN SALGA EN LOS PERIODICOS, ASI QUE SE LO VOY A DECIR ASI
DE SIMPLE Y RASPADO, SOLUCIONE ESTA MIERDA O YO LOS MANDARE A LA MIERDA DE UN
SOLO SUSPIRO – informo la tigresa.
–Si señora – contesto el hurón.
–ADIOS SEÑOR BEDLY O DEBERIA DECIR “JULIAN
SINCLAIR” – aseguro la felina; – ¡Julián Sinclair que estúpido nombre! –
balbució la hembra aun molesta cortando la trasmisión dejando aun pocotón de
sus socios asustado.
–Creo que haber matado a eso policías fue
contra producente – opino un coyote.
– ¡Tú crees! – recalco el pequeño mamífero.
–Tu tranquilo Bedly podremos resolver este
problema – asevero el coyote.
–Eso espero – indico el hurón aterrado; –Porque
yo no quiero morir aun – apunto este.
El día llego calmadamente, Nick dormía
plácidamente luego de todo lo ocurrido, mientras su coneja se alistaba para un
nuevo día de trabajo. El zorro finalmente se despierta y ve a su pareja vestida
como si fuera ir al gimnasio y dijo: ¿A dónde vas?
–A diferencia de ti, yo tengo que ir a trabajar
– contesto ella.
–Pareciera que fuera a ir al gimnasio – apunto
el zorro algo molesto.
–Dijeron algo casual y así me siento más casual
– informo la lagomorfa.
–Odio que seas tan sexy – indico Nick frustrado
por no ir a la estación.
– ¡Quien te manda a discutir con Declack! –
indico Judy.
–Te lo juro nena habrá valido la pena –
considero Nick
– ¡Bueno por lo menos pusiste en su lugar a esa
entrometida! – proclamo Judy jocosamente.
–Sabes que te defendería de quien sea y como
sea – apunto Nick seriamente.
Judy sonrió amablemente para luego ponerse la
placa y así poder despedirse, Nick aún seguía en la cama acostado era más que
obvio que él no se levantaría, no fue hasta que escucho decir: ¡Me voy,
cuídate!
–Te falto algo – agrego Nick.
– ¿Cómo qué? – pregunto Judy algo extrañada.
–Te amo – contesto el zorro con voz dormilona.
–No necesito decirlo pues tu acabas de decirlo
por mí, pero para que te quede bien claro, yo también te amo – replico Judy
cariñosamente para luego soltar un pequeño beso al aire, finalmente Judy salió
de esa habitación y acto seguido Nick dejo de fingir su propio letargo y dijo: ¡Como
adoro a esa coneja!
Nuevamente Nick se acostó en su cama y volvió a
tratar de responder su letargo el cual había sido interrumpido por su hermosa
coneja; mientras que por su parte Judy ya había llegado al lobby luciendo un
increíble luck deportivo, muchos pensaron que iría a correr o a caminar, pero
en realidad esta iba a trabajar, salió del complejo residencial y camino un par
de metro para llegar al subterráneo y allí abajo todo el mundo la empezó a
saludar; era obvio que todos la conocían gracias a sus hazañas y la respetaba
como oficial de policía. Aquello gestos conmovían a la pequeña coneja quien se había
convertido en lo que debía ser una policía, el viaje de subterráneo fue
extremadamente corto y más cuando le decía a los niños que ella había logrado
todo con constancia y perseverancia. Lo cual para ella era quizás la más grande
y pura verdad, fue así que llego a su destino, se bajó del tren mientras
algunos animales se despedían de ella y finalmente llego a estación policía con
su correcta puntualidad.
Esta vez la recepción estaba ocupada por un
chacal que leía una revista de moda muy conocida, allí Judy se dirigió hacia la
recepción para anunciar su llegada: ¡Hola Pridge!, ¿Cómo estás? La chacal no pareció haber oído la voz de Judy,
entonces la coneja agarro algo de impulso y le patio la mesa, la canina se
asustó mucho hasta que vio a Judy allí parada y dijo: ¡Dios santísimo detective
Hopps! Casi me mata de un infarto.
–Mi consejo déjate un oído destapado para que
puedas escuchar cualquier cosa – indico Judy.
– ¡Eso hare! Por cierto, ¿y el detective Nick
Wilde? –
–Suspendido – contesto Judy enfáticamente.
– ¿Cómo? – pregunto Pridge.
–Declack – respondió la coneja algo enojada.
–Odio a esa estúpida – indico Pridge algo
molesta.
–No hables así de nuestra querida y muy amada
Declack – afirmo Judy sarcásticamente.
– ¡Si, “muy amada”!, me gustaría tenerla en
frente y decirle lo que pienso de ella –
– ¿Qué piensa de quién? – pregunto Declack
pasando por al lado de la chacal. La canina rápidamente busco una muy eficiente
escusa ante su oficial superior y ahí contesto: De mi compañera señorita.
La zorra la vio con cara de extrañada, pero así
era ella siempre, Declack vio a Judy allí parada anotando su hora de entrada e
inmediatamente dice: Te espero allá arriba.
– ¡Como digas Declack! – respondió Judy.
–Aquella zorra dio por terminada su llegada y
siguió su camino hacia su oficina, allí Pridge le dirige la palabra a Judy: No
piense mal Hopps, pero si suspendió a Wilde, me puede suspender a mí y no
quiero que me suspendan.
–Te entiendo – contesto Judy amablemente
terminado de firma su documento de entrada, acto seguido Pridge le entrega a
Judy su tranquilizadora y esta rápidamente sube hasta la oficina de Bogo para
comenzar su interrogación; suspiro al ver que ya todo estaban allí para aquella
reunión así que seguidamente ella entro con su típica actitud y dijo: ¡Bueno
días!
– ¡Buenos días Hopps!, ¿y Wilde? –
–Suspendido, gracias a la señorita Amanda
Declack – contesto Judy.
Bogo suspiro agriamente y rápidamente se puso
una pata en la cuenca de los ojos y dijo: ¡Mierda!
–Pero estamos aquí —continuo
ella— para hacer nuestro trabajo, ahora si quieren
comencemos con nuestra interrogación – aseguro Judy muy enfáticamente.
Bogo no replico ante la ingeniosa respuesta de
su detective sino que continuo sentado viendo como esta comenzaba su trabajo,
allí la coneja encendió la grabadora e inmediatamente pregunto: ¿Quién es su
jefe?
No muy lejos de allí estaba el hurón junto a su
compañero planeando su próxima movida, en se momento alguien interrumpió:
¡Sabes que eso no solucionará los problemas!
– ¿Entonces que propones tu para resolver
nuestro problema? – pregunto el hurón.
– ¡Atacándolo desde raíz! – contesto la voz de
aquel animal poniendo encima la foto de una osa.
Mientras tanto en la comandancia general de
Zootopia había una plantígrada firmando algunos que otros papeles e
inmediatamente entra su asistente y dijo: ¡Jefa aquí hay más!
– ¡Jesús! ¿Cuántas son? – contesto y pregunto
la osa al mismo tiempo.
–Con estas son 3.000 mil solicitudes –
respondió el puma.
– ¡Dios santo! Esto sin dudas me va a matar –
–Tú eras la que quería ser jefa, yo no – apunto
aquel felino.
–Le dije a la gobernadora que tenía que
solicitar el apoyo de la guardia nacional, no complicarme la existencia con
esta solicitudes de arma que ya por las tres mil, y dios sabe si no sube a diez
mil para mañana –
–No tenemos tantos agentes – informo el felino.
–Si es verdad no tenemos tanto agentes… –
–Según mis calculo son una siete mil cuatrocientos
treces funcionarios y funcionarias que pedirían un arma de fuego – aseguro el
puma.
– ¡Por que pregunte! –
–Mi señora ese es mi deber, también es mi deber
infórmale que esto sin dudas es una mala decisión y también debo quéjame en
contra ello, pero yo solo sigo orden – aclaro el felino.
–Ya basta Antonio que me obstina que me
recuerdes que esta es una pésima decisión, pero también quiero entender tus
razones por eso gracias –
–De nada jefa – contesto el puma
tranquilamente; – ¡Por cierto tengo en espera al fiscal de la cuidad! – indico
este.
– ¿Qué quiere ese? –
–No tengo idea, pero está muy ansioso por
hablar con usted – respondió el felino.
–Dile que pase – ordeno la osa.
–En seguida – contesto el puma saliendo de la
oficina de su jefa para indicarle al otro animal para que pasara; en ese
momento la plantígrada se acomoda el vestido que tenía puesto y se sienta nuevamente
en su silla, allí entra un oso grisly a su oficina y con una sonrisa en la boca
dice: ¡Buenas tardes!
–Buenas tardes, soy la comisionada Siul García,
¿y usted es? –
–Soy el fiscal general de la cuidad, Gabriel
Rojas – contesto el otro oso.
– ¡Oh vaya que desea el fiscal general en mi
oficina! – proclamo Siul muy sorprendida.
– ¡Bueno señorita! Vengo a preguntarle, ¿Cómo
será el esquema de distribución de arma? Para nadie es una sorpresa que esto
vaya en contra la ley Carol –
–Bueno señor, eso aún no lo he pensado hay
muchos oficiales en la calle y como podrá ver mi escritorio está a rebosa de
peticiones de armas… –
–Según leí usted estaba en contra de las armas
de fuego – exclamo el otro plantígrado.
–En efecto, estoy en contra de ella, pero las
ordenes de la gobernadora es que todo efectivo policial… –
– ¿Usted está de acuerdo con esta situación? –
pregunto Gabriel algo altisonante.
-En realidad no, odio tener que decirle a mis
agentes que tiene que usar armas de fuego, es muy doloroso cuando estamos
enfrentado a una mafia que trafica armas de fuego clandestinamente, sé que la
ley Carol es muy explícita y rigurosa, pero… –
– ¿Persuadió usted a su jefa para que le diera
este permiso? –
– ¿Cómo? – pregunto Siul extrañada.
– ¿Qué si de alguna manera persuadió a su jefa
para que le diera este permiso? – repitió Gabriel.
– ¿QUÉ? por supuesto que no, más bien yo estaba
en contra de esto, me inclinaba más por la opción de… –
– ¡Comisionada! ¿Sabe usted a la situación que
está metida la policía de Zootopia? –
– ¿Cómo? – pregunto Siul extrañada.
–Claro que se a la presión que está sometida la
policía de Zootopia, pero… –
–Entonces sabe porque estoy aquí, ¡verdad! –
–No – contesto Siul extrañada.
–No le voy a mentir comisionada, la estoy
investigado por esta confabulando contra la seguridad pública –
– ¡Excuse me!
¿Cómo pretende usted hace tal aseveración? –
–Sencillo señorita García, tengo sospechas para
creer que usted está involucrada en todo esto –
–Cómo puede decir eso señor Rojas más cuando he
sido yo la que ha ordenado la persecución de todos los malditos que han vendido
armas ilegalmente, ¿Cómo puede decir eso cuando estoy en contra todo ello?
¿Cómo piensa en acusarme en algo de lo estoy cien por cierto en desacuerdo?
¡DIGAME! –
–Cálmese señorita – apunto el fiscal.
– ¡Ningún cálmese señorita! ¿Cómo se atreve a
usted a venir a mi comandancia a acusarme de cosa que yo no hice? –
–SEÑORITA GARCIA —grito
este— es mi deber investigar toda la opciones que
estén sobre la mesa y debido a que usted tiene in grado de seguridad muy
deficiente, por eso la tengo que investigar, usted solo disculpara son gaje del
oficio –
–Pues usted me está acusando en mi propia
oficina de ser una conspiradora de primera categoría, cuando no ha preguntado
quien no duerme por esta atenta de esta ciudad, quien es la que tiene que
decirle a algún familiar que su hijo o hija han fallecido por esta ciudad, solo
piensa que yo soy la mala, pues la mala le va a pedir que se vaya ya –
–Comisionada le vuelvo y le repito son gaje del
oficio, mi deber es investigar y nada más, entenderé si está molesta, pero como
dije es solo una investigación y nada más –
– ¡Salga de mi oficina! – indico la osa muy
molesta y macando un botón; –Antonio sácame este pedazo de mierda de mi
presencia – ordeno Siul por la radio.
–En seguida jefa – contesto el felino.
–Oiga comisionada García esto no es necesario –
apunto este.
–SAL DE AQUÍ – ordeno Siul molesta.
En ese momento el puma entro a la oficina de su
jefa y con una fuerte dijo: ¡Señor por aquí, por favor!
–La investigare, le guste o no – apunto el oso.
– ¡SACALO DE AQUÍ! – ordeno la osa molesta.
El puma obedeció a su jefa y saco al oso de
allí, dejando a la plantígrada muy molesta, la osa polar se sentó en su silla con
su mano en la cara y dijo: Esto no me gusta.
Instantáneamente suena su teléfono y allí un poco estresada esta lo
contesta: ¡Dime, que no es un buen día!
–Comisionada,
tiene que oír esto en persona – apunto Bogo por teléfono.
–Ya salgo para allá – replico Siul aun
estresada levantándose de su silla para irse de su oficina, nuevamente de se
encuentra con su segundo al mando y dijo: Antonio prepara el auto.
–Si comisionada – contesto este siguiendo la
orden de su jefa.
Antonio nuevamente llama al ascensor y descendió
en el junto a su jefa quien está sumamente molesta, ahí adentro ella dijo:
Antonio quiere seguir siendo policía.
– ¡Tal vez!, ¿Por qué? –
–Porque tal vez me retire – apunto Siul algo
relajado.
– ¡Y entonces déjame toda la responsabilidad de
ser comisionado, por supuesto que no! –
–Vamos serias un grandioso comisionado de
policía – replico Siul alegremente.
– ¡Quizás! Pero eso implicaría heredar tus
problemas, ¡así que no gracias! –
–Suena gracioso cuando tú lo dice – apunto la
osa.
–Sabes Siul seria cool si los dos nos
retiraríamos – indico Antonio llegando al auto de los dos.
0 Comentarios
Le agradezco por haber leído, por favor dejen un comentario positivo