La tarde había caído en el reino, todo era pacífico
y hermoso desde que el príncipe fue coronado Rey y su esposa Blanca Nieves fue
coronada reina, quien era la más querida por el pueblo. Muchos sabían de donde venía aquella reina y
por eso la respetaban, había otros que no le interesaba.
Para Blanca Nieves todo era perfecto, había escapado
de las garras de su terrible madrastras y el pequeño reino que ella gobernaba había
sido unido con el de su marido y ahora todo parecía se perfecto, tan perfecto
que parecía no creerlo pero así era.
Aquella tarde el rey había organizado un pequeño
paseo por el bosque con el propósito de cazar y aunque Blanca Nieves no le gustaba
para nada aquella actividad como esposa debía ir, pero dejaba bien claro que
estaba en contra de todo eso, quizás por ello decidió quedarse en la diligencia.
La joven reina se moría de calor dentro del
carruaje, quizás era su ropa o quizás el claustrofóbico encierro en aquel vehículo
de madera la estaba matando hasta que oyó una voz decir su nombre: Blanca Nieves.
La reina se extrañó, pues la voz parecía muy
femenina para ser la de su esposo o alguien de su sequito, quizás el calor la
estaba haciendo perder la razón, pero nuevamente oye la voz.
—Blanca
nieves—
Ahora estaba segura de haber oído la voz, rápidamente
abrió la puerta de diligencia sus guardia inmediatamente le preguntaron: ¿Todo
en orden su majestad? Ella no respondió solo vio hacia todas partes del bosque
el origen de la voz, la cual la volvió a llamar: Blanca Nieves.
La reina veía hacia la profundidad de bosque,
mientras esperaba a que otra vez la llamase y así pasó: Blanca Nieves.
—Dime — respondió Blanca nieves como si estuviese
en un trance.
—Blanca
Nieves — llamo la voz
por quinta.
Blanca Nieves poco a poco fue caminando a la boca de bosque, mientras
su sequito le seguía desde luego su misión era proteger a la reina, sin
importar las circunstancias.
—Blanca
Nieves —
llamo por sexta vez lo cual hizo desmayar a todos los soldados dejando que
Blanca Nieves entrara sola al bosque.
—Blanca
Nieves —llamo
la voz por séptima vez— Sigue el olor a Jazmín
hasta lo profundo del bosque te estaré esperando —
Blanca Nieves acato la orden y entro en el bosque
siguiendo aquel misterioso olor tan potente y único para ella que le parecía hipnótico. A pocos metros la joven reina se quitó los
zapatos pues los tacones la estaban lastimando, luego de abandonar sus zapotes continúo
caminado mientras oía el cantar de los pájaros.
Ella también quiso cantar con ellos, pero no podía imitar su melodía lo
cual la extraño pues ella sabía cantar, pero aquello no parecía algo que nunca había
oído, parecía algo celestial. Fue ahí que
un ternero blanco la recibió con su clásico: ¡Beeh!
—¡Oh hola amiguito! —Hizo una pequeña pausa— ¿Te
pediste? — agrego.
—¡Beeh! —
—Me dijeron que debía venir aquí — expreso Blanca
nieves algo confundida.
—¡Beeh! —
—No deberías estar aquí, mi esposo está haciendo
sus estupideces de hombre — apunto Blanca Nieves.
—¡Beeh! —
De repente una flecha rozo la cara de la reina clavándose
en el tronco de un árbol, lo cual preocupo a la mujer pues no quería que le
hiciera daño al pobre animal, así que se interpuso.
—SEAS QUIEN SEAS, ESTE ANIMAL ESTA BAJO MI
PROTECION — proclamo Blanca Nieves molesta.
—SEGURA —grito alguien entre los árboles.
—SEGURA — replico Blanca Nieves con mucha valentía
acto seguido se volteo a ver al animal, pero en vez de eso encontró una bola de
fuego entro en su cuerpo y haciéndola caer al piso, mientras de fondo escuchaba
siente campanada y una voz decir: ¡Despierta Aries!, ¡Despierta Aries!
¡DESPIERTA!
[…]
Blanca Nieves despertó horas después en su
castillo sabiendo lo que debía hacer y sabia también que no iba ser fácil escapar
de su castillo, pero debía hacerlo para cumplir su misión, así que se paró de
la cama abrió la boca y de ella salió una gran columna de fuego incinero la
puerta y gran parte del pasillo, los guardias que estaban cerca había huido al
ver la columna de fuego inicial. Blanca Nieves por su parte junto sus manos en
un semi-circulo y girando suavemente sus manos apago el fuego al instante y
aprovecho esa oportunidad para salir de su habitación, corrió por los pasillo
abandonado hasta llegar a la escalera que daba con la escalera para el
servicio, bajo con cuidado y al llegar había muchas personas afuera viendo con
asombro la ventana de donde se originó el fuego, ver que ya estaba apagado.
Blanca Nieves como pudo lanzo un bola de fuego
hacia un monto de paja seca, incendiándola rápidamente, la muchedumbre se asustó
y salió corriendo hacia todas parte, acto que aprovecho la reina para salir de
aquel castillo dirigiéndose hacia el bosque, corrió todo lo que pudo hasta finalmente
perderse en la profundidades del bosque de nuevo, pero esta vez la guiaba su
signo ya en los más profundo de bosque vio el claro que antes había servido de reunión
son su signo y ahí vio a sus amigas.
—Listas — grito Blanca Nieves.
La mirada de castaña era penetrante y decidida,
al igual que su la pelirroja y ambas contestaron: Lo suficientemente lista.
—A por esa estrella — indico Blanca Nieves con
mucha decisión en su voz.


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