El verano estaba pasando con
mucha lentitud en norte de Francia, algo que no le gustaba al príncipe pues
deseaba llevar a su esposa a lugares nuevos, pero a ella parecía no importarle
un poco, a ella le gustaba leer más que ir de paseo, estaría leyendo su trigésimo
libro sino fuese porque el ultimo lo tuvo que leer con cautela ya que algunas página
estaba deteriorada.
—Bella, ¿quieres un té? —
pregunto un adolecente.
—Por ahora no Chip — respondió
Bella cerrando aquel libro; —creo que este libro esta difícil de entender — añadió
Bella.
—¡No lo puedo creer!, Bella no
puedo entender un libro —
—A veces pasa —hizo una pausa para darse la vuelta— ¿Y tu
mamá? —
—Mañana la visitare, me gustaría
que fuese ama Bella —
—Chip por favor solo dime
Bella y no creo que debería hacerlo se supone que un momento intimo —
—Lo se am…, Bella, pero usted
es parte de mi familia —
—Pero no lo suficiente para
acompañarte al cementerio — dijo Bella volteándose para ver a Chip; —Tu madre
hizo mucho por mí no me sentiría normal estando ahí invadiendo tu privacidad —
—Pero al menos no lloraría mucho
— dijo Chip abrazando a Bella sin importarle las consecuencias por saltarse el código.
—Sabes que puedes contar
conmigo con lo que sea — expreso Bella devolviéndole el abrazo.
—La
extraño mucho Bella —
Bella trato de no llorar pues
apenas había pasado un año de la muerte
de la señora Potts y debido a su antiguo vinculo era como si hubiese perdido
una madre, otra vez y por eso trataba de estar para Chip en el momento que más
lo necesitara, cuando por la puerta entro Din Don: Su majestad Bella, el amo a
capturado un león y pide su presencia.
—No iré a ver como asesina a
un pobre animal — Proclamo Bella molesta.
—No lo creo Bella, el animal está
herido — puntualizo Din Don
—¿Entonces porque pide que
vaya a verlo? — pregunto la chica soltando al joven adolecente.
—El esperaba a que ayudara a identificar
que especie de león es, pues todo indica a que es un león africano—
—Seguro se escapó de un circo —
comento Bella.
—Pero ahí el detalle majestad
su pelaje no muestra suceda o marca de algún circo, es más parece originario de
áfrica lo cual sería raro — explico Din Don.
Bella soltó a Chip y salió tan
rápido como pudo de la habitación en dirección al patio principal para ver el león
y convencer a su esposo que lo devolviera a su habitad natural, Din Don y Chip fueron detrás de ella.
El patio principal era un caos
sirviente venia y algunos se iban a buscar alguna herramienta que marcase al león
como propiedad del príncipe. Obviamente el príncipe estaba feliz y más
felicidad sintió a ver a su esposa.
—¡BELLA! — proclamo el príncipe
alegremente.
—Espero que no lo vayas a
matar — dijo Bella algo molesta; —Sabes que casi no hay leones en Francia —
—No lo pienso matar, —hizo una
pausa— todavía — añadió.
—¿Cómo que todavía? — Pregunto
Bella.
—Bella es un león, nunca voy a
tener esta oportunidad —
—¿Oportunidad de qué? ¡Asesina
a un león! Eres estúpido — le reclamo Bella.
—Te juro que no sentirá dolor
—
Bella molesta se fue de ahí, mientras
veía león y el león la veía con cierta tristeza, por lo cual sabía que no debía
cruzarse de brazos a espera la muerte del pobre animal.
La noche había caído, Bella se
alista para su plan, retar a su esposo era algo que ella no solía hacer, pero
no dejaría que maten a un animal que no se había visto en Europa, aunque estaba
insegura después de todo era un león, pero todo en su corazón le decía que
aquel acto era justo. Fue ahí en la soledad del cuarto que escucho su nombre: <<Bella>>
Bella se asustó, quizás sería
Chip tratando de hablar con ella para que no estuviese molesta con su amo, pero
no parecía su voz. Quizás sería el
remedo de hombre de Lumier, pero él no la llamaría por su nombre sino por su título.
—<<Bella>> — llamo la voz por segunda vez.
Ahora Bella pudo escucharla
con mayor nitidez era una voz femenina, sería la ex de Lumier tratando de entra
a su cuarto para acortejarla, pero hasta donde había entendido se le había quitado
el privilegio de estar cerca de ella tras que su marido se enterada de la
intensiones de aquella mucama.
—<<Bella>>
— llamo la voz por tercera vez.
Bella por alguna razón abrió la
puerta y trato de buscar el origen de la voz, pero no la encontró solo encontró
a los guardias que la veían con suma curiosidad.
—<<Bella>>
— llamo la voz por cuarta vez.
Aquello le parecía absurdo que
estuviese buscando una voz intangible que aparentemente solo ella podía oír.
—<<Bella>>
— llamo La voz por quinta vez
—Dime — respondió Bella algo
asustada ya.
—¡Su majestad! — proclamaron
algunos guardias.
—¿No la oyen? — proclamo Bella
con algunas lágrimas en los ojos.
—¡¿Oír que?! — le
cuestionaron.
—La voz de una mujer — respondió
la castaña.
—No —
—<<Bella>>
— llamo la voz por sexta vez.
—Sea lo que sea dime —
proclamo Bella asustada.
—<<Bella>>
— llamo la
voz por séptima vez; —Sigue el olor a Jazmín
—
Bella acato la orden rápidamente,
al igual que los guardias, pero cuando olieron el jazmín se desmayaron al
instante. Lo cual asusto a la mujer pero quizás esto le podía servir para su
plan.
Bella llego al patio y en la
jaula seguía el león el cual seguía triste por su encierro, la castaña no perdió
tiempo y con una piedra golpeo el candado una y otra, y otra, y otra vez. Cansada
le dijo al león: No pienso detenerme hasta sacarte de aquí.
El león hizo un rugido seco y
coloco su cabeza contra la reja para que lo acariciara, ella lo hizo con mucho
cuidado, pues seguía siendo un león, pero al momento de colocar la mano en su pelaje
de este salió el olor a Jazmín.
De repente la voz de su marido
la interrumpió y le grito: BELLA APARTATE DE ÉL.
—NO LO HARE — respondió
—¡¿Segura?! — Le cuestiono el
hombre.
—Segura — respondió con mucha valentía.
Acto seguido se volteo a ver
al león, pero este ya no estaba en su lugar había una bola de fuego que rápidamente
entro en su cuerpo. Al instante Bella oyó decir: << ¡Leo despierta!, ¡Leo despierta!, ¡DESPIERTA!>>. Mientras de fondo se escuchaban siete campanadas.
[…]
Bella se despertó en su habitación,
sabía qué hacer y como lo debía hacer así que simplemente se paró de la cama
para irse de ahí, pero su marido la detiene: ¿A dónde CREES QUE VAS?
Bella le sujeto la mano con firmeza y se la quita lentamente: Eso no es
de tu incumbencia.
—ERES MI ESPOSA, SI ES MI
INCUMBENCIA — proclamo su marido.
—QUE NO LO ES — grito Bella quitándose
de encima a su marido; —Te lo dije ya. NO ES TU INCUMBENCIA —
El marido vio la cara de su
mujer, no parecía la joven dulce y algo retraída de antes, ahora había una
mirada seria y penetrante, cara de poco amigos y una fuerza que lo superaba, es
más su cara le recordaba a la suya cuando era una bestia.
—Bella, ¿estás bien? —
—Por supuesto —Respondió Bella
relajando su cara, pero no su mirada.
—No lo pareciera — recalco él.
Bella continuo su camino hacia
la salida nuevamente, pero su esposo fue a detenerla otra vez, pero cuando la
iba agarra recibió un golpe en el estómago que lo dejo tirado en el suelo, ahí Bella
dijo: Gracias por tu hospitalidad, pero me tengo que ir.
La mujer continúo su camino
ahora si ninguna interrupción de ningún tipo. Al salir de la habitación, rápidamente
se dirigió a la salida del castillo, pues sabía que debía encontrarse con las
otras chicas en el bosque y sabía tan bien que no tenía tiempo.
Al llegar a la salida algunos
guardias que estaban ahí detuvieron su avance con algunas armas, pero sabiendo
que no debía lastimarla, pero la mujer no se dejó intimidar y se puso en posición
de pelea.
—Ama Bella deténgase ya, su
esposo está preocupado —
—EL NO ES MI ESPOSO —respondió
Bella primeramente— NI SIQUIERA SE SU NOMBRE — agrego.
Los soldados le iban a salta
encima hasta que ella giro su pie en aire y de este salió una columna de fuego
que asusto a los guardias y algunos presente.
Tras eso Bella continuo salió
del castillo tan rápido como pudo y se dirigió al bosque, aquel bosque francés
que la había aterrorizado hace años, ahora lo veía con otros ojos, pero no era
momento para divagar.
En el centro de bosque había un
claro que la llevaría al mundo de Blanca Nieves y al llegar había una manada de
lobos que estaba esperando, Bella rugió como un león y los lobos se inclinaron
exceptuando uno el cual dijo: Es un honor servirle
—Ya saben que lo que tiene que
hacer —
—Desde luego, nadie perturbara
el santuario — dijo el lobo líder.
De repente se abrió un portal
dorado el cual ella debía atravesar y así lo hizo. Del otro lado ya todo estaba
de noche y el portal se cerró detrás de ella, ahorra solo debía esperar la
llegada de Blanca Nieves y Mérida, por lo cual se puso a meditar.


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