Es otro día más en una
semi-lujosa casa a las afueras de la ciudad de Milwaukee, una señora mayor de
ochenta años comenzaba a prepara su cocina para elaborar el plato para esa
mañana y quizás para el resto del día, mientras que arriba en el baño su
esposo, se recortaba la barba y tal vez un poco el bigote, aquel hombre se veía
al espejo tratando de recordar, ¿Cuándo fue la ultima vez que se rasuro la
cara? Vestigio del pasado adorna las paredes del piso superior a su vez unos
cuartos vacíos, pero con letreros en sus puertas de sus antiguos propietarios.
El silencio combinado con
los sonidos de las aves era perfecto para la mujer sacara de la alacena todos
los ingredientes para hacer un pie; una idea que repentinamente se le ocurrió
durante su pequeña estadía en la cocina, quizás aun recordaba la romántica
escena que tuvo con su esposo, quizás tal vez quería enviarle una indirecta a
su marido o solamente se le ocurrió para salir de la monotonía de los hot cakes
por la mañana.
Por su lado el señor mayor
salió del baño en dirección a su habitación que compartía con su señora desde
hacia tiempo y misma que hacía un momento había sido testigo que aun con esa
edad avanzada, aun podía tener acción. El viejo agarro una camisa a cuadro
color caoba y rápidamente se la puso, para luego ponerse un jean cualquiera, y
así como entro al cuarto así salió de este, nuevamente aquel señor paso por al
lado de todos los vestigios del pasado, y esta vez se detuvo, pero a ver una
foto de su familia completa.
En aquella foto se vio así mismo
acompañado de su sensual esposa, sus hijas, aunque también aparecía su hermana
y tan rápido vio esa foto una lagrima recorrió su cara, al recordar a su
difunta hermana, pero aun así para él la vida continua, aun mas sabiendo que
aun tiene una persona que lo ama y lo consiente, esa era su señora.
–¡DIPPER, LLAMA A
ANGELINA! – ordeno su esposa.
–Voy – contesto este con
cierta voz de tristeza e inmediatamente baja la escalera para encender su
Smart-tv táctil y disca en la pantalla el numero de su hija mayor y esperaba a
que esta respondiera, para su suerte su espera no fue tan larga debido a que su
hija contestaba rápido. Al verla Dipper alegremente dice: ¿Cómo está mi pequeña
Angel?
–Bien
–
contesto Angelina.
<Angelina había creído
tanto que aun recuerdo cuando me pedía ayuda con algo, aun no puedo creer en la
mujer que se ha convertido mi amada hija, se parecía a su madre cuando tenia su
edad, pero mas no podía pedir, si su vieja era la mujer más hermosa del mundo y
que ella y yo hayamos fabricado tremenda hermosura>
–¡Papá
me oíste! – proclamo Angelina algo confundida.
–Perdón hija, no estaba
prestando atención, ¿qué me decías? –
–Los
malditos…, perdón los parásitos verdes quiere que le hagan una nueva sonda
marítima – explico Angelina algo angustiada.
–¿Qué hicieron con la otra?
– pregunto Dipper.
–Se
la dieron a la C.I.A y el resto es historia – contesto la joven
mujer.
–Mándalos a lavar pocetas –
destaco el señor.
–Me
lo imagine – replico Angelina; –Por cierto, ¿Qué esta haciendo mamá? – se cuestionó.
–¡¿Buena pregunta?! ¡Vamos a
averiguarlo! – expreso Dipper sacando su teléfono, para luego con un toque en
la pantalla del Smart tv pasa la llamada hacia su móvil, para así padre e hija
descubrir lo que estaba haciendo la otra habitante de la casa.
La señora de la casa estaba
concentrada mezclando los ingredientes para el relleno del pie, que sería de
frambuesa, aquella dama parecía toda una profesional a la hora de cocina, pero
repentinamente su paz es interrumpida por su esposo quien cargaba en su mano,
su teléfono por donde estaba su hija en una videollamada, ahí ambos pregunta:
¿Qué está haciendo?
Podría estar separados, pero
aun padre e hija parecía esta sincronizado uno con el otro, la fémina de
cabello blancuzco quien vestía un vestido fucsia tejido a mando y cubierto con
un delantal blanco que su parte de abajo tenia bordado a una llama, vio a su
marido e hija respondiéndoles: Estoy haciendo un pie.
–¡Pie! – exclama ambos e
inmediatamente quedan embelesados, ambos sabían tanto padre como hija que
cualquier dulce que preparase esa doña era majestuoso de probar; ambas bocas
estaban deseosa de degustar el pastel que estaba haciendo agua sus bocas, ahí
la joven treintañera pregunta: ¿Y ese
milagro?
–¡Ah esto! Esto no es nada,
solo quería hacer un pie, porque el primero que hice me quedo un poco salado y
eso que lo hice con crema batida – respondió la señora, probando con la cuchara
de madera la mezcla de frambuesa mientras hacia una cara atrevida.
Para su suerte, tanto padre
e hija cataron el mensaje e inmediatamente ambos se sonrojaron, aunque luego su
esposo también le devolvió la mirada de atrevimiento y complicidad, quizás la
única asqueada en esa conversación, era Angelina he inmediatamente se pregunta:
¿Cómo es posible que ustedes todavía
tengan sexo a su edad?
–Por que queremos –
respondieron ambos padres.
–Además,
tu y el sujeto ese también tiene, así que no hagas –
añadió Dipper un poco molesto.
–Este…,
¡ah! Eh…, ¿Me guardarían un pedazo? –
Claro Angelina – respondió
la madre.
–Por
eso te quiero mami, eres la mejor – replico Angelina.
–¿Vas a venir esta noche y
con él? – pregunto Dipper molesto.
–¡PAPÁ,
déjalo en paz! – proclamo Angelina.
–Dipper, te está comportando
como el imbécil de mi padre – comento su esposa.
–Está bien, lo dejare
tranquilo – replico Dipper un poco disgustado.
–Bien,
no quiero que ustedes dos se peleen, ya están muy viejos para esa gracia –
–¡HEY! —protesto su madre—
ten más respecto Angelina, somos tus padres y aun podemos castigarte – comunico
está molesta.
–A
veces ni se para que abro la boca – expreso Angelina; –Por cierto, ¿Qué van hacer hoy? – les
pregunto.
–Aún no sabemos – respondió
su madre.
–Tengo un par de ideas en la
cabeza, pero no se cual implementa – añadió su padre.
–¿Cuáles son tus ideas? –
pregunto su mujer.
–Bueno Pacífica, estaba
pensando en ir a tocar con los muchachos, también ir a la mansión rompedora,
tener algo de sexo sadomasoquista, investigar el supuesto caso de los niños
extraterrestre de la calle (…), ir a la cabaña del paraíso a tener más sexo,
pero no sé por dónde comenzar –
Pacífica estaba maravillada
con cada punto que Dipper había expuesto, pero repentinamente su hija
interrumpió su fascinación, diciendo: ¿En
serio papá, solo piensa en sexo?
–Hija en cada lugar que
mencione tu mamá y yo tuvimos algo de acción en el pasado – puntualizo su
padre.
–¡TRAGAME
TIERRA! – exclamo Angelina Indignada.
–Bueno si no te gusta cuelga
—expreso su madre molesta dirigiéndose hacia su hija— por cierto, me encanta
cada idea, solo hace falta ponerle un orden – añadió esta.
–Verdad que si – expreso
Dipper.
–Bueno,
mientras ustedes finiquitan eso, yo voy a volver a trabajar, por favor si van a
la mansión rompedora, ¡Espéreme! Tengo demasiada tensión encima y quiero sacármela
–
–¡¿Esta segura?! Conociendo
a tu madre tal vez tengamos un polvo ahí – comento Dipper.
–No
me importa, en serio necesito ir – expreso la hija algo
estresada.
–Está bien Angelina te
esperaremos, pero que no diga que te lo advertir – apunto su padre muy
seriamente.
–Bien
los veo luego, ¡hasta pronto! – dijo Angelina colgando
inmediatamente.
Dipper y Pacífica se
quedaron viendo uno al otro con mucha complicidad e inmediatamente Dipper
pregunta: ¿Por dónde quieres empezar la señora Pines?
–Suena bien la idea de ir a
ensayar con la banda y también me veo tentada con la opción del sexo
sadomasoquista, pero no nos daría tiempo de ir a la cabaña del paraíso por lo
cual queda descartado para el día de hoy –
–Descartado el sexo
sadomasoquista – expreso Dipper.
–Pero, mañana no te salvas –
proclamo Pacífica con un tono atrevido.
–Aún no siento el látigo y
ya estoy excitado, por eso te amo –apunto este.
–Lo sé – expreso Pacífica
vertiendo el relleno de frambuesa en la base del pie, la fémina parecía una profesional
a la hora de cocina, por su lado su marido solamente podía observar como
aquella mujer hacia su labor, aunque aquello también le dio una magnifica idea.
–Sabes muñequita estaba
pensando que deberíamos hacer otro pie salado, no crees – comento Dipper.
–Ahora no Dipper, estoy
trabajando – respondió Pacífica.
–Sabes tienes razón, el sexo
sadomasoquista podríamos dejarlo para mañana, pero que tal los otros dos
escenarios, me encantaría que mi muñequita de porcelana me dejara vacío en eso
lugares – recalco Dipper aun con su tono atrevido.
–Se lo que tratas de hacer
viejo sinvergüenza, no te va funcionar – declaro Pacífica, terminando de echar
el ultimo poquito de relleno en la base para así concentrase en la próxima parte.
–Vaya que si resiste –
–A diferencia de mi viejo
calenturiento, yo estoy trabajando en mi pie – expreso Pacífica algo molesta.
–¡Tranquila Paz! Solo quería
conocer tu resistencia a mi encanto, pero veo que cuando estás trabajando eres
inmune –
–Estuve así de besarte —hizo
un demás en forma de un casi circulo con sus dedos— pero yo se controlarme –
indico esta, mientas iba a buscar la parte superior del pie, la cual ella había
preparado anteriormente.
–¿Solo besarme? —se cuestionó
Dipper— no haría algo indecente – añadió este.
–Como ya te dije, yo estoy
trabajando y cuando trabajo soy muy profesional – expreso ella colocando la
parte superior del pie sobre la mezcla.
–Me impresionas Pacífica
Noro… –
–¡HEY! —protesto— ES PINES,
Y SIEMPRE SERÁ PINES – termino de protesta está muy molesta terminando de poner
la base superior del pie encima de la mezcla.
–Como decía señora Pines, me
impresiona que te resista a mi encanto, cuando había una época que con solo
decirte eso era para que rápidamente te quitarías la ropa y me saltarías encima
dejándome seco en el progreso, pero entiendo que estés trabajando, entiendo que
quieras terminar tu pie para poder ayudarme agendar nuestras actividades el día
de hoy, pero yo solo quería complacerá mi bella muñequita de porcelana a la
hora de hacer otro pie salado –
–Mas tarde viejo
sinvergüenza – replico Pacífica introduciendo su pie en el horno.
–Que mal el otro horno cerro
para siempre ese si era bueno horneado todo tipo de pasteles – comento Dipper.
–Cállate Dipper– dijo
Pacífica super sonrojada poniendo el temporizador encima de la cocina.
Ahí Dipper supo que su mujer
podría el temporizador en una hora para terminar su pie y que entonces este
tendría poco tiempo para tener un rápido polvo con su mujer, él sabía que si
esta se ponía hacer algo, será imposible detenerla. Entonces sabiendo que su
mujer se podía resistir a su primer sobrenombre cariñoso, él sabia que con el
segundo ella no se podía resistir, fue entonces que se le acerco por detrás y
la agarro suavemente, y ahí saco su última arma de seducción: Pensar que mi
amorosa golondrina se me resiste.
Pacífica podía resistirse al
sobrenombre de muñequita, pero con el de golondrina no, ese había sido su
sobrenombre durante largas secciones de sexo desenfrenado, es mas ella sabia
que ese era su sobrenombre para copular por horas y horas, fue así que su
cuerpo no pudo soportar la tentación he inmediatamente se volteo y beso a su
esposo apasionadamente.
Dipper sabía que había
liberado de su jaula a la Pacífica salvaje y que su única manera de sobrevivir
era seguirle el juego, fue así que, primero le quito su delantal para luego ir
quitándole su vestido, por su parte Pacífica le había desabotonado la camisa
caoba y la había tirado al piso e inmediatamente se puso a frotar la espalda de
su marido el cual le había retirado su vestido y así quedar semi-desnuda. Su
beso continuaba sin frenesí, ellos dos estaba poniendo en practica su
resistencia sin aire, área en la que eran expertos, fue en ese momento que
Dipper retiro el brassier de su esposa para que este fuera a degustar sus senos
albinos arrugados.
Dipper comenzó a degustar el
busto izquierdo con mórbida pasión, mientras que su amada bajo sus manos para
quitar el penúltimo vestigio de ropa de su amado, ahí noto el miembro viril de
su esposo, el cual necesitaba una caricia suya e inmediatamente está a través de
la ropa interior se la concedió. Por su lado él ex castaño quien ahora tenia el
cabello grisáceo paso a degustar el busto derecho al mismo tiempo que metía su
mano derecha en la braga de ella para masturbar su vagina. El gemido de la
anciana Pacífica apenas se oyó en aquella casa vacía, mientras su marido aun
degustaba su busto femenino con suma obsesión, y aunque esto ya no estaba tan
firme y también estaban arrugado, pero aun así este los degustaba, porque al él
no le importaba eso detalles, a él le importaba complacer a su señora.
Pacífica, retiro el bóxer de
su esposo y así poder liberar su órgano viril para inmediatamente comenzarlo a
masturbar con insana morbosidad, era obvio que ella había caído rendida bajo el
encanto de su marido, aunque también deseaba volver a experimentar el efecto
que tenía las endorfinas sobre su cuerpo y también saciar un poco su morbosa
necesidad.
Finalmente, Dipper dejo de
degustar los senos de su compañera para bajar lentamente hasta su órgano
reproductor, mientras Pacífica había quitado su mano del pene de su esposo para
posicionarlas encima de su cabeza; el octogenario había llegado hacia la otra
zona erógena de su mujer e instantáneamente comenzó a masturbarla con su
lengua, a su vez su mujer sostenía la cabeza del hombre encima de su órgano
como si lo estuviera obligando a mantener su boca en ese lugar, pero para
Dipper no era necesidad, el sabia como complacer a su mujer pero aun así le
gustaba que ella tomara la iniciativa.
Pacífica gemía y susurraba
con cada pasar de la lengua de Dipper tanto por sus labios vaginales superiores
e inferiores al igual que por su clítoris, ella estaba apunto de tener su
orgasmo, pero cuando esta ya estaba a flor de piel, su amado se detuvo e
inmediatamente subió la mirada y dijo con una voz super excitada: Es tu turno. Ella estaba excitada y a la vez furiosa, pero
ella conocía las reglas del juego, así que lentamente subió a su esposo para
luego comenzar a bajar por el torso bien definido de este para llegar a su
órgano viril y al llegar la fémina con una voz profundamente cargada de lasciva
le dijo al pene de su esposo: Me extrañaste.
El pene de Dipper palpito,
como si estuviera contestando a la peliblanca, entonces esta lo beso en la
punta y lentamente lo fue introduciendo dentro de su boca, haciendo que su
propietario soltara un mediano gimoteo de placer, el cual le concedía permiso a
su señora para comenzar sus felaciones, algo que aquella señora no dudo en
hacer.
Ahora era él que estaba en
la nubes, experimentando unos de los tantos placeres que su esposa le había
dado con el tiempo, ella sabía cómo alternar su velocidad de felación cuando masturbaba
el pene de su esposo, aunque primero esta había iniciado su felación con poca
intensidad, rápidamente había aumentado su velocidad y con ello dejaba a su
esposo cerca de su limite de su resistencia y cuando estaba apunto de soltar
todo, Pacífica paro en seco y mirando a su marido con cierta malicia saco el
pene de este de su boca e instantáneamente dijo: Estamos a mano.
Al decir eso Dipper agarro
su mentó y suavemente la subió hasta su boca para besarse apasionadamente;
primero fue lento y luego fue intenso; las manos de Dipper había dejado la cara
de Pacífica para aventurase por las nalgas de ella, mientras la fémina recorría
con sus manos la espalda de él con cierta ansiedad. Hasta que por fin Dipper la penetro, ahora
era turno de ella de agarrase del hombro de su esposo por que harían la pose
suspendida 1, esa que tanto había usado en el pasado, y aunque tenia
su edad, pero eso no le impedía de inventar.
Dipper agarraba las
posaderas de su esposa, mientras movía sus caderas para embestir el órgano de
su mujer quien, con cada estocada de su miembro viril, esta le gemía y
gimoteaba en el oído para que este siguiera con su labor. El único sonido que
se escuchaba en esa cocina eran los gemidos y quejidos de la señora, aunque
también en vez en cuando se podía oír a la misma gritar: ¡OH SI! Y ¡SIGUE ASI NENE, NO PARES! Mientras su
amado la complacía en sacia su lujuria.
El seguía sosteniendo los glúteos
de Pacífica y a su vez la balaceaba sobre su pelvis para así poder penetrarla;
su pene entraba y salía de su vagina sin para, los gemidos y quejidos habían
aumentado con cada movimiento, ahora alguno de los dos tenía que ceder en
aquella batalla campal, algo que sería difícil, porque ambos tenían una hábil
resistencia. No fue hasta que Dipper observo el temporizador y noto que le
faltaban unos quinces minutos, fue entonces que apresuro el ritmo de sus
estocadas; él conocía a su mujer, sabia cuales eran sus puntos débiles y sabia como
explotarlos, fue entonces que con unos pequeños pasos se dirigió a la mesa del
comedor y ahí sentó a su señora mientras aun estaba unidos por sus extremidades
y ahí siguió la acción, pero lo hacia un poco más rápido.
Dipper balanceaba sus
caderas con mucha ferocidad hacia las entrepiernas de Pacífica, el sonido de su
órgano viril entrando y saliendo de conducto vaginal había aumentado; los
gritos de placer de la peliblanca se escuchaban en toda la cocina y parte de la
sala, sus peticiones eran escuchada por su semental, quien había pasado de una
penetración suave y tranquila a una rápida y dura, y su cuerpo estaba a flor de
piel. Dipper aprovecho ello para ir aún
más rápido y puso sus manos alrededor de las caderas de su mujer y lentamente
las llevo hasta donde se encontraba el final de la espina dorsal de ella y ahí
este aplicaría su último recurso, aunque ver a su esposa tan excitada le daba
ideas, idea que a lo mejor no iba a concretar.
Al ver el reloj, este
acelero su velocidad y hacia que tanto como su pene como la vagina de Pacífica
creara una sinfonía a todo lo insano, la forma de Pacífica para pedir mas
estaba cargada de la mas profunda lujuria, su mente se había puesto en blanco y
ya no podía resistir más, fue entonces que Dipper presiono esa área donde había
colocado sus manos e inmediatamente hizo que ella por fin tuviese su orgasmo,
aunque él no se quedó atrás, quedando rendido sobre su mujer, encima de esa
mesa de roble que el mismo había elaborado.
Los jadeos de ambos eran el
único sonido que se oía en toda la cocina, acompañado por unos pequeños tic tac
encima de la cocina, ninguno de los dos quería hablar, pero alguien tenia que
romper el hielo, entonces Dipper pregunto: ¿Creo que este pie no nos quedo tan
salado como el otro?
–Eso… ¡ah…! Lo… ¡ah…!
Sabre yo – contesto Pacífica con la voz entrecortada y a la vez
excitada.
–Te amo muñequita de
porcelana – expreso Dipper besando la frente de su esposa.
–Y yo a ti osito de peluche
– replico Pacífica pellizcándole suavemente el cachete.
Ambos se iban a besar, pero
el temporizador no los dejo, fue entonces cuando Dipper se separo de su mujer, muy
dentro de él quería probar ese pie que su señora había preparado, no le
importaba estar desnudo, este quería un pedazo de pastel. Al abrir el horno
noto dos cosas, la primera el mismo estaba apagado y segundo que dicho pie aun
estaba crudo, ni siquiera había indicio de que la bandeja estuviese caliente,
fue ahí que recordó lo que había pasado, cuando estaba en su afán de conseguir
que su amada se rindiera bajo su encanto, se le había pasado por alto que ella
no había prendido el horno de la cocina, por lo cual el tan ansiado pie no
estaba listo.
La rabia de Dipper lo hizo
exclamar en voz alta: ¡CARAJO! Pacífica quien aun estaba acostada en la mesa y
aun estaba demasiado extasiada pregunto: ¿Qué paso?
–Cariño, te vas a reír de
esto, pero… –
–La cocina estaba apagada y
por eso no se hizo el pie, ¡verdad! –
–¿Cómo lo supiste? –
–Porque cuando iba a prender
la cocina, mi viejo sinvergüenza me llamo por mi tercer sobrenombre e
inmediatamente se me olvido todo – explico Pacífica.
–¡Soy un tonto! – exclamo
Dipper
–Pero eres mi tonto –replico
Pacífica.
–Voy a prender la cocina y
volveré a poner el temporizador –
–Descuida yo me quedare
aquí, hundida en la endorfina que tu provocaste – comento Pacífica.
Dipper no dijo nada, se
concentro en encender el horno para evitar otro problema, por su parte Pacífica
se quedo encima de la mesa profundamente extasiada como para moverse, pero aun
así pensaba en lo que podía hacer con su marido, mismo que ahora se aseguraba de
tener el horno encendido y volviendo a poner el temporizador en una hora.
Pacífica por fin se levanta
de la mesa y le da una suave nalgada a su hombre diciendo en un tono picante:
Te vez sexy cuando trabajas.
–¡Siempre, nena! – indico
Dipper.
–Sabes ambos estamos
desnudos y el pie no estará dentro de una hora, ¿Quieres hacer el amor en el
baño? –
–Por supuesto, gatita –
replico Dipper.
Pacífica tembló de la
emoción e inmediatamente beso a Dipper en el cachete para luego ver al piso y
decir: Recoge la ropa, guapo. ¡ha, y tráete el temporizador lo necesitaremos!
–SI, MI AMADA GATITA –
respondió este como si de una orden militar se tratase.
La peliblanca le sonrió
amablemente y rápidamente cogió rumbo hacia el baño, el cual quedaba en la
parte superior de la casa. Por su parte el de pelo grisáceo obedeció los
mandatos de su señora recogiendo sus ropas y se llevó consigo el mencionado
reloj.
El trayecto fue corto, pero
algo tedioso; al entrar al baño, Pacífica tomo la ropa y el reloj, y los puso
en el lavado, mientras que Dipper preparaba la bañera, la ex rubia camino
lentamente hasta donde estaba él y le aplico la misma maniobra que este le
había aplicado y con una voz cargada de lujuria dijo: Sabes Mason2,
le haces honor a tu apodo.
–Lo sé, muñequita, Lo sé –
le contesto, tocando su mano.
–¿Por dónde quieres empezar
gran oso mayor? –
–Que tal unos cuantos besos
y algunas caricias antes de pasar por el plato principal –
–Me suena espectacular, mi
osito de felpa –
Dipper se giró lentamente
sobre sus pies, vio a su mujer de forma tierna y tan rápido la tuvo en la mira,
procedió a besarla; primero fue sencillo y luego pasaron a los besos salvajes
en donde las lenguas de cada uno, bailaban. Por su lado las manos de cada uno
se aventuraban a explorar la espalda de cada uno hasta llegar a sus
retaguardias, finalmente Dipper termino con un beso para luego ir al cuello de
Pacífica y luego procedió a mordisquearla suavemente, acto que ella le gustaba,
aquello eran como suaves pellicos para la fémina; por su lado él rosaba su pene
por su vagina y hacia como estuviese a punto de penétrala, pero al final se
deslizaba por los labios vaginales, lo cual hacia mojar la entrepierna de su
fiel compañera. Dipper dejo de mordisquear el hombro de Pacífica para
nuevamente volver a besarla, aunque esta vez fue un beso corto porque se había
dado cuenta que la bañera ya estaba llena.
–Estamos listo – comento
este cerrando el grifo de la bañera.
–Lo sé – replico Pacífica
con voz excitada.
–Ven aquí, mi hermosa gata
persa, preciosa muñequita de porcelana y amada golondrina – dijo Dipper,
sacando algunos de los apodos que había utilizado a la hora de tener sexo con
su mujer.
Pacífica rápidamente le
salto encima para besarlo ella no terminaba de posicionar sus labios sobre los
de él, cuando esta sintió la calidez de agua, su esposo no solo la había atajado
como siempre, sino que también que también la había introducido a la bañera con
delicadeza, pero para ella esas pequeñeces no importaban, lo que importaba era complacer
sus necesidades como la de él.
Ambos se agacharon, mientras la pasión más
devoradora los llenaba, el agua de la bañera casi se bota, pero aun así ellos continuaron
con su acto. Ya dentro de agua Dipper introdujo su pene dentro de la vagina de Pacífica
y ahí comenzaron una nueva sección de sexo, las caderas de Pacífica subían y
bajaban a una velocidad intermedia, Dipper por su parte la sostenía para
guiarla en la intensidad de su pasión y mas estando en el agua, el sonido del
pene entrando y saliendo de la vagina eran ahogado por el agua de la bañera y
lo único que se oía eran los gemidos de la fémina y los suspiros de
hombre. El de cabellera grisácea aprovecho
para besarle el cuello a su mujer y mordisquearlo un poquito también, pero esta
vez no se quedaría en solo sitio, sino que iba por ambos lados, acto que hacia
suspirar a su señora.
Por su lado Pacífica
recorría la espalda de su marido con mórbida pasión incluso la rasguñaba un
poco, pero aun así Dipper continuaba con su labor, aun su pene entraba y salía
de la vagina de su mujer y ella excitada pedía más y su hombre cumplía con su
exigencia sin titubear, su clímax llego rápido y ambos tuvieron su merecido
orgasmo. Dipper jadeaba de placer, mientras
depositaba su cara dentro de los senos de su amada, mientras tanto ella también
jadeaba y suspiraba palabras: <<Te
amo>> y << ¿Cómo pude
vivir sin ti? >> Mientras él acariciaba su larga cabellera, ahí
Dipper que aun acariciaba la cabellera blanca de su señora, le dice: Gatita
persa estuvimos separados por la circunstancia, fue el destino que me unió con
mi muñequita de porcelana y ahora viajo todos los días montado en mi amorosa golondrina. Aquellas palabras la hicieron sonrojar e
incluso estaba pensando en volver a consumar el acto sexual, pero cuando vio el
reloj, se dio cuenta de que no podía hacerlo, aun así, aprovecho que aun
estaban unidos por su sexo para aprovechar en mover sus caderas en forma de un
semi-circulo arriba de la pelvis de ex castaño para dejarlo completamente
satisfecho y al ver la cara de este, se evidencio que lo estaba logrando,
aunque ella todavía sensible.
El tiempo parecía ir lento
en aquella bañera, su intimidad continuaba, pero lentamente y todo indicaba que
así iban a estar un rato largo, pero sería el temporizador quien terminaría con
la escena. Pacífica detuvo el movimiento de su cadera e inmediatamente salió de
la bañera para darse una ducha rápida en la regadera, mientras que ahora seria
Dipper quien se quedaba hundido en endorfina.
Pacífica salió del baño, vio
a su marido y al dedicarle una cariñosa sonrisa a su esposo, este por fin había
despertado de su letargo, ahí este le pregunta: ¿Cómo lo haces?
–¿Cómo hago qué? –
–¿Motivarme y despertarme,
al mismo tiempo? –
–Pues soy tu muñeca de
porcelana de colección, tu gata persa la cual adoras como un dios y la
golondrina la cual cuidas con mucho amor –
–Ni yo lo puede haber dicho
mejor – indico Dipper viendo su cara; –Te amo Pacífica Noro… –
–¡HEY! —protesto— ES PINES Y
SIEMPRE SERA PINES – termino de protestar; –SOY LA SEÑORA PACÍFICA ELIZABETH
PINES, SIEMPRE HA SIDO ASÍ – agregó ella poniéndose su ropa interior.
–A veces, me pregunto: ¿para
que abro la bocotá? – proclamo Dipper indignado.
–Voy a sacar el pie, porque
tengo hambre y tengo que prepara el desayuno de nuestros nietos o se te olvida
– dijo Pacífica con un tono golpeado.
–Esta bien señora Pines,
hare todo lo que usted diga – replico Dipper en tono de burla.
Pacífica se calmo a oír el
apellido que había adoptado mucho tiempo atrás y de nuevo regreso la sonrisa a
su rostro, ahora mas calmada dijo: Gran osito, podría salir de ahí y ayudarme
hacer el café.
–¿Pie con café va hacer
nuestro desayuno? –
–Por supuesto, alguna queja
–
–Si, también deberías
incluirme un plato de Pacífica – añadió Dipper.
–¡Ay Dipper, eres
insaciable! – exclamo ella coquetamente, antes de ponerse su brassier; –Bañarte
y lo pensare – le dijo aún sonriente.
–Darlo por hecho – contesto
Dipper parándose de la bañera.
–Sin dudas eres irreparable
Dipper Pines – comento Pacífica, antes de ponerse el vestido fucsia que había
usado anteriormente.
–Tu fuiste la que me
descompusiste, ahora me tienes que arreglar – expreso Dipper.
–Luego – aclaro ella
terminando de ponerse el vestido y saliendo del baño, sin antes llevarse su
delantal.
Por su lado Dipper se metió
a bañar apenas su esposa abandono la habitación, si la hubiera tenido un
segundo mas adentro del aquel lugar, talvez hubiera habido otra escena similar
a la que había vivido minutos antes.
Al mismo tiempo que Pacífica
suspiraba de alivio sabiendo que pudo contenerse a su hombre, inmediatamente se
acodo del pie y fue rápidamente a verlo y cuando entro a la cocina olio el pastel
que estaba produciendo, le recordó época muy bonita con su mejor amiga Linda Susan
y con su cuñada Mabel, quienes ahora reposaban tranquilamente en un cementerio.
Ella soltó una pequeña lagrima para inmediatamente concentrase en su tarea.
Primero apago el horno,
posteriormente se puso los guantes de cocina, para luego abrir la puerta de
horno y aspira con su nariz el fruto de su trabajo, el olor a pie recién hecho
se olía en toda la casa sin dudas el pastel estaba listo, entonces ella como
toda una profesional saco del horno dicho mangar y lentamente lo coloco encima
de la cocina para que se aireara, sabia que así no se lo podían comer, ella
sabia que tenia que esperar unos minutos y mientras esperaba se puso a pensar en
que podría darle de comer a su nietos, al sentarse noto que en la mesa había
una macha transparente encima de la mesa y cuando la olio supo de inmediato que
era y en seguida se sonrojo.
Justo en ese instante entra
a la cocina el causante de su sonrojo, quien venia con la misma ropa que había
usado antes, solo que esta vez traía una chaqueta, la cual era de color marrón
claro, al igual que traía una manta de a cuadro color azul, ahí ella le
pregunta: ¿Te dio frio?
–Si, un poco —contesto— mi
gata persa me dejo solito – agregó el maliciosamente.
–¡DIPPER! – exclamo Pacífica
sonrojada; –¡Haz el café, viejo sinvergüenza! – ordeno ella.
Dipper le sonrió de forma
coqueta y sin ningún titubeo empezó a buscar todos los implementos para hacer
café, aun Pacífica sentía que este estaba tramando algo raro, ella sabia que a
veces Dipper siempre buscaba la manera de tener una conversación, pero ahora
estaba demasiado callado y concentrado en su deber, sin dudas el tramaba algo.
Dipper había sacado de la
alacena todos los implementos para prepara el café, incluso prendió una
hornilla y en ella monto el agua, ahí en plena faena comenzó a canta: You
Take My Heart Away de Deetta Little
& Nelson Pigford. Pacífica había acertado con su presentimiento, pero
aun con eso ella no quiso interrumpir a su esposo; el cantaba cada estrofa de
la canción con cada operación, el temor a equivocase no estaba presente porque
él ya era todo un experto, aun así, él tenía cuidado; por su lado Pacífica
estaba maravillada, veía la labor de su esposo con ternura e incluso se dispuso
a corear algunas partes de la canción para convertirlo en fantástico dueto.
–♪Love me, love me from your heart, let us never part,
bring me all the dreams you thought would never be, we'll make them all
reality, just you and me, you take my heart away, away. ♪– Cantaron juntos.
–♪You're my dream come true, baby I love you, I confess
I need ya, I will never leave you alone, Oh, I love you true, my whole world is
you, I confess I need ya, and I will never leave you alone. You
take my heart away, away. ♪– Canto
Dipper la siguiente estrofa mientras esperaba que el agua hirviera.
–♪Touch me, take me in your arms, shelter me from harm,
let me love you for a million years or more, I never felt this way before, before
your dreams, you take my heart away, away. ♪ – Canto Pacífica siguiéndole el
juego a su marido.
–♪Love me, love me from your heart, let us never part,
bring me all the dreams you thought would never be, – Canto Dipper una parte de la siguiente
estrofa
–♪we'll make them all reality, just you and me, you take
my heart away, away. – Canto
Pacífica
la otra parte de la canción
–♪You're my dream come true, baby I love you, I confess
I need ya, I will never leave you alone, Oh, I love you true, my whole world is
you, I confess I need ya, and I will never leave you alone. You take my heart
away, away. ♪ –unieron
sus voces para terminar la canción para inmediatamente cantar juntos el coro: ♪You take my heart away, away. ♪ Al terminar el grisáceo le
dijo: Solo déjame decir tu apellido una sola vez. A ella le molestaba que él
usara su apellido de soltera, porque aquel apellido le traía malos recuerdos de
su infancia, pero al ver a su esposo tan Ilusionado, ella le contesto: Esta
bien, pero que sea una sola vez.
Dipper le sonrió alegremente
se le acerco a su estomago y luego le beso aquella parte, para luego verla a la
cara para decir: Te amo muchísimo Pacífica Noroeste.
–Y yo a ti Mason “Dipper”
Pines – replico ella sonrientemente.
El caballero se paro y vio que
el agua ya estaba hirviendo, por lo cual apago la cocina y con una profunda
habilidad se puso los guantes de cocina y con ello agarro la olla que aún
estaba caliente y vertió toda aquella agua en el percolador para que este fuera
soltando el café listo, ahí su mujer le pregunto: ¿Por qué haces el café manual
y no con la cafetera?
–Porque arruinaría nuestro
momento romántico y porque así se juntaría olores – contesto él.
–¿Cuáles olores? – pregunto
ella
–El de café recién colado
con el dulce olor a pie – respondió.
Rápidamente Pacífica se
acuerda del pie y de forma inmediata se para de la silla para busca dicho
pastel; por su lado Dipper seguía hundido en lo suyo, seguía aspirando el olor
a café por la mañana con una pisca de pastel, asegurándose que todo el café
había dejado el percolador, casi de forma automática agarro las tasas de cada
uno e inmediatamente vertió el café en cada taza, para luego echarle la azúcar
y así tener el café listo.
–¡Paz, el café ya esta
listo! – anuncio Dipper.
–Gracias amor, pomelo en la
mesa – contesto ella asegurándose de que el pie estuviese tibio.
El señor le hizo caso a su
señora y le puso su taza rosa con el dibujo de una llama y se quedo con su taza
blanca con el dibujo de un pino, justo en ese instante su mujer vino y le dio
un beso en el cachete y el desde luego le agarro la cintura para que aquel beso
fuera eterno, pero fue algo del momento, porque su señora se zafó de su agarre
y continuo su camino hacia la mesa, debido a que en su mano llevaba el pastel,
ahí Dipper dice: Tú me quiere conserva caliente.
–¿Para qué? – pregunto ella
confundida.
–Tu sabes para que – respondió
él haciéndole una cara de picardía.
–¡Oh Dipper! —exclamo ella— tu
no tienes remedio añadió.
–Dirás que los dos no tenemos
remedio —apunto— porque aprendí de la mejor – agrego.
–Aún no mi pequeño padawan,
aun esta maestra tiene sus trucos bajo la mesa –
–Hmm…, me excitas cuando
utiliza palabras de Star Wars –
–Eso es para complacer a mi
nerd favorito –
-Y tu eres mi princesa
favorita –
–Ya no soy una princesa, soy
una reina, recuerdas –
–¡Oh sí! Mi reina – comento
Dipper agarrándola por detrás para besarle el cuello. Ella dejo que lo hiciera
porque siempre le había gustado que su señor le hiciera todo tipo de caricias e
incluso le gustaba que este se pusiera travieso con ella. Entonces Dipper la
suelta para que esta continuara con su labor y le pregunto: ¿Qué haremos hoy mi
reina?
Pacífica le sonrió con una
contestación tan rápida que lo dejo atónito:
–Primero investigaremos el
caso de los niños extraterrestre de la calle (…), luego iremos a la cabaña del
paraíso y finalmente iremos a la mansión rompedora – explico ella sin ningún
titubeo.
–¡Adoro a esta mujer! –
proclamo Dipper en voz alta.
–Claro que me adoras, soy tu
diosa – apunto ella graciosamente.
Esta vez Dipper no le
replico debido a que quería que su mujer terminara con su faena y empezar el
desayuno, así que la soltó y nuevamente se sentó, ahí Pacífica se extrañó,
espero a que su esposo le saliera con algún dato nerd, el cual siempre tenía,
pero intuyo que había sido para dejarla trabajar, así que esta continuo con su
trabajo.
El pie estaba tibio para ese
punto, así que lo corto en varios pedazos, sirvió unos de esos pedazos en dos
platos y guardo el restante para mas tarde. Le dio unos de los pedazos a su
esposo y el otro se lo quedo ella, fue en ese instante que por fin se pudo
sentar a degustar su obra maestra y con el primer bocado ambos quedaron
maravillados con aquel mangar que ahora se estaba deshaciendo en sus bocas, sin
dudas valió la pena esperar.
Bocado tras bocado más
sorbos de café, hacia de aquella escena perfecta de un día mas en la vida de
aquellos viejos, aunque al finalizar de comer Dipper vio a su señora y ahí le
pregunto: ¿Quieres bailar?
–Claro, pero, ¿a qué? –
respondió y pregunto ella.
–Ya veras – contesto el
parándose de la mesa y sacando el teléfono de su bolsillo, ahí busco en su galería
de canciones, la canción idónea para ese momento y la encontró muy rápido he inmediatamente
la puso.
Por las bocinas del teléfono
salió una agradable melodía que Pacífica identifico de inmediato, se trataba de
la canción: Ojalá que llueva café de
Juan Luis Guerra, y que mejor
momento porque aun ellos no se habían terminado su café, así Dipper como todo
un caballero le pregunto: ¿Bailaría conmigo?
–Claro que si señor –
respondió esta agarrando la mano de su señor para parase de la silla así
comenzar bailar con él.
Ambos bailaban lo mejor que
podía la hermosa tonada de Juan Luis Guerra, sabia de que se trataba la canción
porque ambos habían estudiado el español, sabían que significaba cada estrofa,
cada línea, pero aun así ello la bailaban, porque sabia que aquella cosa jamás
iban a volver a ocurrir.
Al finalizar la canción,
ambos señores se besaron, seguidos de un montón de ¡Hui! Ahí ambos miraron a la fuente de sonido y
eran un puñado de niños aglutinado en el borde de la puerta de la cocina, los
cuales habían sido testigo de tan empalagosa escena, allí la doña pregunta:
¿Desde cuándo están allí?
–Desde que el abuelo te
pidió que bailaran con el – contesto unos de los tantos niños.
Pacífica suspira de fastidio,
mientras aun sostenía la mano de su amado, por su lado Dipper está feliz, ahí
enfrente tenia a toso sus nietos y se preguntaba: ¿Qué aventuras le esperaban
aquel día?
—Fin
de la historia—
Por dios estos viejos si me
hicieron trabajar esta vez, Seré breve porque no quiero hacer esto mas largo de
lo que ya fue.
Yo quería emular lo mejor
posible el arte que estoy usando de cover, pero por alguna razón me motivé a escribir
más de la cuenta y produje esto. Aun
estoy tratando de mejorar mi escritura erótica, pero aun me es complicado, se
que a lo mejor tengo que leer más fanfic lemon o historias originales con
lemon, pero a veces la flojera me gana y nunca las termino leyendo, exceptuando
a mi hermano Janyo, a él sí que lo leo.
Quizás este y los otros sean
diferentes con el lenguaje lascivo, pero estoy haciendo lo que puedo. Así que apóyeme
eso me ayudaría a mejora con cada escritura.
Créditos
Cover artístico denominado: Old Pines (Viejos Pines) Creado por la artista danesa: Eva Rose.
Los personajes de Dipper Pines y Pacífica Noroeste son de
la serie Gravity Fall, creada por Alex Hirsch.
El personaje de Angelina Pines fue creado por la
artista Eva Rose para una serie de
dibujos por lo cual no pertenece al canon de la serie, este personaje pertenece
exclusivamente a Eva Rose.
La serie: Gravity Fall y todos sus personajes pertenece
a la compañía Walt Disney Animation
Studios & Walt Disney Television. Exceptuando a Angelina.
La canción: You Take My Away, interpretada por: Carol Connors & Ayn Robbins con música
de Bill Conti para la película Rocky I de año 1976.
La canción: Ojalá que llueva café, interpretada
por: Juan Luis Guerra¸ Compuesta
por: Juan Luis Guerra; pertenece a
su disco: Ojalá que llueva café del
año 1989, bajo el sello
discográfico: Karen
Fin
de los Créditos
Datos
Curiosos
1= Pose Suspendida o la unión suspendida: Es posición sexual
en libro del Kama Sutra la cual consiste de: “La pareja de pie, la mujer se agarra a la espalda del hombre y entonces enlaza de la manera la más firme sus piernas alrededor
de su
cintura mientras él la sostiene por las nalgas y la espalda. La mujer
puede además posicionarse de espalda a una
pared, que le puede servir de apoyo sustentador suplementario.” (Mas
información en libro de Kama Sutra Lustrado de Alicia Gallatti) Año de
publicación: 1999 Editorial: Desconocida
2=
Mason: Mason es el verdadero
nombre de Dipper, “Dipper” es su sobrenombre debido a que l nació con una marca
de nacimiento igualita a la constelación de la osa mayor que en ingles se le
conoce por (The Big Dipper), de ahí su apodo.
Estos datos son para aquellos que no son
tan fan de la serie.
--Espero que le haya
gustado esta historia--
0 Comentarios
Le agradezco por haber leído, por favor dejen un comentario positivo