Amanece en nuestro cuarto, y yo me despierto sabiendo que un ángel está a mi lado, acarició su mano para despertarla y ella suavemente mueve su cuerpo para acurrucarse con el mío, y así poder sentir su piel de terciopelo.  Yo respiraba sobre su nuca y ella respiraba sobre mi tórax bien definido, el cantar de los pájaros nos indicaba la llegada de la mañana, en un cuarto lleno de tantos recuerdos, aspiré el aroma de su cabello blancuzco el cual olía profundamente almíbar, mientras ella aspiraba mi esencia varonil, el cual ella decía “que olía a maní”, finalmente abrir los ojos para verla, mientras ella seguía con sus ojos cerrados, pero con una mueca de profunda felicidad en su rostro.

 

Yo, solté su mano y agarre su barbilla delicadamente, y cante levemente: ♪Before your dreams, you take my heart away, away. ♪ Al oír aquella estrofa de esa popular canción, ella abrió sus ojos azules y me miró con esa carita de ángel, y me dijo: ¿Por qué eres así?

 

–Tu me enseñaste ser así – respondí.

 

–Si, es cierto, —expreso— pero hoy quería que fuera diferente –termino de expresar.

 

–Tranquila Paz, todavía es de mañana – replique apuntando hacia abajo.

 

–¡Oh! —exclamo— tu compadre vino de visita, eso amerita una celebración – dijo ella con ese tono de seducción que tanto me gustaba.  Fue entonces que ella entró en la profundidad de nuestra sabana para darle un tratamiento especial a nuestro invitado; yo, por mi parte me dispuse a disfrutar unos de eso tantos placeres que mi esposa me había regalado por años, seguramente esa quizás no sería la primera vez, ni la última vez.

 

Primero fue suave debido a que nosotros ya no éramos jóvenes, y poco a poco fue aumentado su felación, mientras yo subía al paraíso; imaginaba volver a tener treinta y hacer el amor con esta diosa, como si fuera un salvaje, pero el tiempo no importaba para nosotros, éramos unos perfecto ninfómanos, sin importar nuestra edad.

 

Los minutos pasaron, pero no en vano, y yo había aguantado su prueba; ahí, ella saco mi órgano viril de su boca para subir lentamente hacia mi boca, y cuando llego, esta dijo: ¡Nada mal, para un viejo!

 

–Digo lo mismo – replique.

 

–Dipper, tengo mis entrepiernas humedecidas, ¡ya sabes lo que significa! – expreso.

 

–Si, Pacífica, es hora de montar a caballo – respondí.

 

Quité la sabana que nos cubría, para luego quitarme tanto el pantalón como el boxer1, ella por su parte solamente se dejó el camisón trasparente ya que ella le gustaba dormir sin ropa interior, pero obviando eso…  Ella se dispuso a encajar mi pene dentro de su vagina, para así “cabalgarme”.

 

Yo agarraba sus muslos, mientras estos golpeaban mi pelvis, ella gemía y gritaba a todo pulmón mi nombre, mientras yo la sujetaba para seguir nuestro coito; su piel albina semi-obesa, me recordaba la mujer exuberante que alguna vez fue, pero que sigo amando con todo mi corazón, esa misma que ahora trota encima mío.

 

–DIPPER —grito fuertemente— ¡VOY A VENIRME! – añadió está teniendo su orgasmo. El primero de esa suculenta mañana; su órgano se contrajo varias veces encima del mío, el cual seguía duro como una roca, algo que había aprendido con el tiempo.  Ella se recostó encima de mi pecho y jadeando me dijo: Veo… - ¡ah! - que… –¡uh! - te he… –¡ah! - entrenado muy… –¡uy! –  bien.

 

–Eso no lo voy a negar – comente firmemente.

 

–¡Dame un minuto para recuperarme! – expreso ella.

 

–Descuida gatita, —exprese— tomate el tiempo que tu desees –

 

Ella me vio tiernamente para luego preguntarme: ¿Qué paso con el apodo de muñeca?

 

–Lo estoy guardando para otra ocasión–

 

–¿Cómo cuál? –

 

–Cuando tenga mi orgasmo –

 

–¡Ay Dipper! —exclamo— sabes que estás hablando con tu experta personal —expreso— conozco cada rincón de tu cuerpo y por ello sé que será fácil – determino Pacífica acostada encima de mi pecho unida a través de mí, por mi órgano viril.

 

–Eso espero, porque si no estaremos aquí encerrados toda la mañana – apunte.

 

Ella me miro con esa carita de niña inocente y me dijo: Eso para mí no sería ningún castigo.

 

–Debí mencionar que hoy viene nuestros nietos – comenté.  Luego vi como ella abrió los ojos como platos y se agarró la cabeza con mucha fuerza como si estuviese desesperada por la llegada de ellos, pero luego me miro y solamente se relajó y allí proclamo: Por mi hasta que nos vean, así verían como sus dos abuelitos se quieren.

 

Aún seguía siendo mi loquita Pacífica, esta que tanto amo y quiero; al cabo de unos segundos ella y yo comenzamos a retomar nuestro coito, con cada embestida me la imaginaba más joven, pero las arugas de su nalga me devolvían a la realidad; por su parte ella me acariciaba el tórax con mórbida obsesión, su boca me mostraba una sonrisa maliciosa; yo en lo profundo sabía que ella de seguro me iba a jugar sucio.

 

Yo seguía aguantando mis ganas de correrme dentro de ella, pero olvidaba que ella si había aprendido algunos trucos con el tiempo, y como ella sabía cuáles eran mis partes más sensibles de mi cuerpo, aquella dama se dispuso a recorrer con sus manos esas partes tan sensibles, era que de seguro me haría perder todo tipo de concentración; traté como pude de penétrala más rápido y más fuerte sabiendo que aún estaba sensible por lo de su orgasmo, pero aun así ella no se detenía.

 

En un momento determinado puso sus manos de terciopelo entre los de mi abdomen y con malicia empezó hacerme cosquillas, trataba de no reír y romper mi concentración, para ello acelere mis estocadas, pero aun con eso ella no se detuvo, mordía mis labios y estrujaba sus nalgas para evitar sacarme de mi concentración, pero llego un momento en que no pude con más; fue entonces que ella y yo tuvimos nuestros orgasmos, el mío fue el primero y de ella el segundo.

 

Nuevamente ella quedo rendida sobre mí, mientras aun respiraba agitadamente, yo por mi parte estaba en limbo de su piel, mientras pensaba para mí mismo: “¿Qué había hecho yo para ganar una mujer así?” Ella beso mi tórax con delicadeza, al mismo tiempo que decía: ¡Mejor suerte para la próxima!  Ahí salir de mi trance y le respondí: ¡Suerte, yo no la necesito!  Lo que necesito eres tú.

 

Ella me miro con esa carita angelical algo arrugada para luego decirme: Tu siempre siendo tan halagador como siempre.

 

–Por eso me amas – indique con ese tono seductor que tanto le gustaba a ella.

 

Repentinamente ella me estampo un beso en mis labios para corresponder esa afirmación tan romántica, yo por mi parte le correspondí y solo espere a que nos faltara el aire para poder sepáranos, pero nosotros habíamos descubierto como aguatar esa tan difícil tarea, aunque tengo que destacar que ya nosotros no éramos los mismos jóvenes de antes, que ya la edad no había pasado factura; pero aun así podíamos hacer que nuestro beso durase por largo tiempo.

 

Finalmente, el momento de sepáranos llego, separamos nuestros labios y nos dispusimos solo a mirarnos, mientras aun estábamos unidos por nuestro sexo, mis manos recorrían sus nalga y espalda, luego de varios minutos en silencio, ella me dijo: Agradezco que seas mi esposo.

 

Le sonreí tenuemente y mire su carita tierna, y le replique: Yo agradezco que seas mía.

 

Ella quería seguir montada en su “silla de caballo” por todo el día, pero había recordado lo que le había dicho sobre nuestros nietos, aquellos que vendría hacernos compañía; ella aterrada saco mi pene de su vagina, para irse a bañar y acomodar.  Por mi parte yo no me quería parar, yo quería quedarme en la cama, única testigo de nuestra intimidad tan rápida, las endorfinas me mantenían en las nubes y no me permitía bajar a la realidad, no fue hasta que mi señora dijo: ¡Dip, no te vas a parar de la cama!

 

–Es que no puedo – conteste.

 

–¿Por qué no puedes? – pregunto ella secándose su cabello mojado.

 

–Porque me dejaste en el paraíso y ahora no puedo bajar –

 

Dejo de frotar su paño contra su cuerpo desnudo y arrugado, me miro con cierta ternura y nuevamente se dirigió a mí para decirme: ¡Eres un amor, mi querido viejo!

 

–¡Paz, por favor canta esa canción mientras te viste! – pedí amorosamente.

 

–¡Ahg! —exclamo— lo que hago por mi viejo esposo – determino ella abriendo el cajón de su ropa interior.  En ese momento comenzó a cantar esa canción de los años de antaño, que narraba la relación entre un padre y un hijo, pero nosotros la habíamos adaptado para narrar nuestra relación de matrimonio, ♪Es un buen tipo mi viejo. Que anda solo y esperando. Tiene la tristeza larga. De tanto venir andando♪ canto, primeramente, mientras sacaba una braga limpia, al mismo tiempo que yo la observaba menear ese trasero que en tantas oportunidades hice mío; ♪Yo lo miro de desde lejos. Pero somos tan distintos. Es que creció con el siglo. Con tranvía y vino tinto♪ Volvió a cantar mientras se ponía su braga blanca, mientras yo la miraba con mórbida obsesión, Pacífica sabia cuáles eran mis debilidades, sabia cuáles eran mis necesidades, lo cual le hacia su trabajo más fácil yo observaba cada movimiento como si fuera una invitación para volver hacer el amor, ♪Viejo, mi querido viejo. Ahora ya caminas lento. Como perdonando el viento♪ Canto esta vez, volteándose para verme con lujuria, al mismo tiempo que ella aprisionaba su órgano en esa prisión de tela, a ella le gustaba jugar conmigo, y yo como todo buen masoquista me gustaba ese tipo de juego.  ♪Yo soy tu sangre, mi viejo. Soy tu silencio y tu tiempo♪ Siguió cantando mientras ella cerraba la gaveta de sus prendas intima para buscar en la gaveta de abajo la prisión de tela para sus bustos femeninos, a veces Pacífica era muy perversa sobre mis debilidades; pero por ello yo la amaba. Paz lentamente se puso su brassier2 para luego acomodárselo y aprisionar a sus amigas y así verme con suprema malicia. ♪El tiene los ojos buenos. Y una figura pesada. La edad se le vino encima. Sin carnaval ni comparsa♪ Canto mientras caminaba hacia el otro extremo del cuarto para buscar su vestido de lana color magenta, el cual siempre se ponía; en aquel instante me apunto para cantar otra estrofa: ♪Yo tengo los años nuevos. Mi padre los años viejos. El dolor lo llevas adentro. Y tiene historia sin tiempo♪ Agarro el dichoso vestido y contoneándose como una jovencita canto la última parte: ♪ Viejo, mi querido viejo. Ahora ya camina lento. Como perdonando el viento♪ Se acomodo su vestido y se dispuso a dejarme solo, y cuando reaccione dije en voz alta: ¿Por qué eres así muñeca?

 

–TU ME ENSEÑASTE SER ASI —grito ella— AHORA PARATE DE ESA CAMA OSITO – añadió.

 

El sobrenombre me hizo despertar de ese letargo de endorfina el cual me mantenía cautivo en aquella cama que había sido única testigo de nuestra intimida, ¡y si la cama hablara!, diría: ¡He visto tantas cosas de los señores Pines que no por dónde empezar!  Pero doy gracias que solo es un objeto inanimado.

 

Quizás este libro nadie lo compre porque está cargado de tanta cursilería romántica y tal vez algo perturbador que dos viejos aun tengan sexo, pero no me importa, igualmente quiero contar la historia entre esta diosa y yo; que este no sea el primero y el último capítulo de los viejos Pines.

 

Continuara…

 

Así termino yo esta historia, sé que una historia genérica más, pero es desde que vi el arte de la señorita Eva Rose, estoy enamorado.  De pana su arte me transporta a un mundo en donde estos dos son pareja, además de que quería hacer esto como un dedicatorio a mis abuelos maternos, sin dudas esta historia tendrá secuela, pero no para esta semana aniversario, si no para la próxima.

 

También que hice historia alejándome mucho de las otras historias: Asuntos de corazón con la cual está profundamente conectada, pero esta se aleja de todo el suspenso, el drama y sobre todo el misterio, yo con esta historia solo me quise concentrar en el romance entre los viejos Dipper y Pacífica nada más.

 

Mas de uno dirá: Este narro una historia sexual entre dos abuelitos, este si esta fumado.

 

Pero yo le pregunto: ¿No quisiera ser como eso abuelitos?  Entonces mejor cállate y déjame tu comentario de que tal te pareció.

 

Términos utilizados:

 

1: Bóxer= ropa interior masculina

2: Brassier= Sostén, sujetador, ropa interior femenina para los senos.

 

Créditos.

 

El arte de la portada de esta historia, pertenece a la artista danesa: Eva Rose, por favor busquen su arte tanto como el Twitter como por Instagram por los siguientes link= https://twitter.com/@SheepEva11 - https://www.instagram.com/evarose_art

 

La estrofa: Before your dreams, you take my heart away, away, pertenece a la canción: You Take My Away; interpretada por: Carol Connors & Ayn Robbins con música: Bill Conti. Perteneciente a la película Rocky de año: 1976, la cual pertenece al estudio: United Artists, una sud-división de M.G.M, la cual pertenece a Amazon.

 

La canción: Mi querido viejo, Cantada por Piero, Escrita por Piero y José Tcherkaski, bajo la discografía de CBS canción del año: 1969.

 

Los personajes de Dipper Pines y Pacífica Noroeste son de la serie Gravity Fall, creada por Alex Hirsch.

 

La serie: Gravity Fall pertenece a la compañía Walt Disney Animation Studios & Walt Disney Television.

 

Esta historia se crea bajo los parámetros de los fanfic respetando todas las leyes estadounidenses.

 

 Todos los derechos de autor están reservados para sus legítimos dueños.

 

Esta es una obra de ficción cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, esta obra cumple con todos los requisitos para su publicación y distribución gratuita.

 

Ninguno de los personajes en cuestión nos pertenece, pertenece a la empresa anteriormente mencionada, lo único que me pertenece es la creatividad plasmada en esta obra.

 

Fin de los créditos

 

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Escribió para ti A.F.Echenique, recordándole que estas en la semana aniversario siete y en la temporada= Ventana 2: (El tiempo no se detiene y nosotros tampoco).

 

Semana Aniversario

-7-