Los días pasaron en Zootopia la noticia de la captura de Jean Piolar comenzó a difundirse por la televisión mientras Nick y Judy pasaban mucho tiempo de caridad en hospital general de Zootopia y todos los habitantes de aquel edificio los veía con profunda ternura y no era para menos Judy no quería separase de su novio y él quería que ella estuviera ahí para soportar su lenta recuperación, pero a veces este odiaba que ella y su madre se llevara tan bien cuando esta solía hacer acto de presencia en aquel hospital.
Han pasado 15 días desde que Nick tuvo aquel percance con el disparo de Piolar y también soportar los bochornos que su madre le hacía pasar en frente de su novia, pero sin importar lo que pasara aquel vulpino estaba feliz de pasar tiempo con su amada novia quien a veces compensaba la vergüenza causada por su madre. Pero ese día en particular las cosas no serían tan felices cuando por la puerta de hospital llegara una zorra preguntando: ¿Dónde está Nick Wilde?
–Habitación 229, piso 4 – contesto la recepcionista.
–Gracias – replico Declack amablemente.
Luego Declack subió en el ascensor y cuando las puertas se abrieron ahí una voz femenina muy avanzada pero llena de ira proclama. ¡Tu!
– ¡Señora Wilde! – exclamo Declack corriendo hacia la otra vulpina quien la elude rápidamente y ahí con una tonalidad de sorpresa y a la vez de odio dice: Amanda Declack, ¿Qué hace una mujer como tu posición en este lugar?
–Pues vine a visitar a Nick – contesto Declack algo contrariada.
– ¡Oh ahora si somos de tu incumbencia! – exclamó Eliza de mala manera.
–Siempre fueron de mi incumbencia señora Wilde – contesto Declack.
–Eso no fue lo que tu padre me dijo hace varios años atrás – aseguro Elisa.
–Señora Wilde lo que hizo mi padre en la antigüedad no fue mi culpa, además yo era muy pequeña para poder opinar en ese tema – puntualizo Declack.
– ¿Amanda a qué diablos viniste? – pregunto Elisa.
–A ver a Nick – contesto Declack.
– ¿Por qué tanto interés en mi hijo? –pregunto Elisa nuevamente.
–Porque me gusta – contesto Declack muy emocionada.
–Hmm... Ája, ¿Cómo pretendes hacer para conquistarlo sabiendo que ya tiene novia? – persevero Elisa.
–Recordándole los buenos momentos que pasamos junto cuando éramos niños – respondió Declack muy emocionada.
–Declack, si hiciste la vida de Nick muy feliz de niños, pero tienes que aceptar que eso ya termino – enfatizo Elisa calmadamente.
– ¡Como puede decir eso señora Wilde!, si yo lo amo – comento y profeso Declack.
– ¡¿Qué?! ¡No es cierto! – pronuncio Elisa muy sorprendida.
–Claro que es cierto señor Wilde – contesto Declack muy seriamente.
Elisa agarra a Declack por el brazo y la lleva a arrastrada hasta la ventana de una habitación y allí le pregunta: ¿Qué ves tú allí?
–Una aberración a la naturaleza – contesto Declack viendo por la ventana como Nick y Judy se acurrucaban junto.
–No es una aberración ni dada por el estilo, es amor de verdad. Dime una casa si tu padre no te hubiese sacado de la vida de mi hijo, ¿Tú crees que él te vería como pareja? –
–Quizás... –
–No – respondió Elisa.
–Yo iba a decir si – apunto Declack.
–Si porque piensa que siendo su mejor amiga toda su vida te diría una oportunidad como pareja, ambas sabemos que aunque lo quisiera no lo lograrías – asevero Elisa muy seriamente.
– ¿Y que la hace opinar que no lograría? – pregunto Declack.
En ese momento Declack vio hacia la adorable pareja por el vidrio y pensó en su situación actual e inmediatamente dijo: ¡MENTIRA!
– ¡¿Qué?! Me dices mentirosa a mí, la señora que te vio crecer, la que te cuido mientras su padres  viajaban, eso sí es una injuria hacia mi persona – expreso Elisa.
–Yo no voy a dejar que una coneja me quite a Nick – asevero Declack.
–PUES PREFIERO A ESA CONEJA COMO NUERA A TI – asumió Eliza; – ¡Has lo que quiera yo no te voy a detener! – persevero la zorra mayor alejándose de la otra zorra.
En ese momento la vulpina pensó la cosa antes de cualquier cosa, pero a ver como la coneja acercaban su pequeña boca al hocico de Nick, la vulpina estallo en cólera e inmediatamente entro a la habitación con un enérgico: ¡Hola! Ambos animales se sorprendieron ante la interrupción de la vulpina, pero inmediatamente la lagomorfa reacciona y pregunta: ¿Qué diablos haces tú aquí?
–Vine a visitar a un viejo amigo – contesto Declack.
–Acaso yo no te dijo que no te quería ver por aquí – replico Judy muy molesta.
–Yo no sigo las ordenes de alguien como tú – persevero Declack altaneramente.
–Yo soy la novia de Nick – contesto Judy altaneramente.
–Pues aunque sea su novia, es Nick el que tome sus propias decisiones, ¡verdad! – dijo Declack.
–Si es cierto Declack, pero también es cierto que también te dije algunas cosas en aquel restaurant cuando interrumpiste mi velada con Judy – enfatizo Nick Fuertemente.
– ¡Quizás aquel día me sobrepase! – exclamo Declack.
– ¡Quizás te sobre pasaste!, no, no, te sobrepasaste y mucho, primeramente interrumpiste mi velada y luego insulta a mi novia y ahora pretender ser una mansa corderita, sin ofender a los coderos, ¡pero que hipócrita eres! – contesto Nick.
– ¡Pero ya yo te pedir disculpa! – exclamo Declack.
– ¿Me la pediste a mí?, Judy, ¿Me pidió disculpa de...? Mejor dicho, ¿nos pidió disculpa por interrumpir nuestra velada aquella vez en el restaurant?, ¿te pidió disculpa por insultarte? – apunto Nick cada vez.
–No – contesto Judy tajantemente.
–Pues ahí lo tienes Amanda, nos has pedido disculpa de nada, no ha pedido disculpa ella, ni has pedido disculpa cuando íbamos a dar un tierno beso y te puedo apostar lo que quiera a que ni lo vas a hacer porque eres muy orgullosa para hacerlo y admitir que perdiste la guerra por mi corazón, yo solo te pido una cosa y si es que alguna vez fuiste mi amiga, es que me apoyes en esta situación ahora que lo tengo todo y si no puedes salir por esa puerta y desaparecer de mi vista – asumió Nick firmemente.
Declack se quedó callada y con una voz muy adolorida dijo: ¡Espero que tenga suerte con todo que te propones!
– ¡Declack, recuerda una cosa! –Exclamo antes que Declack se fuera– siempre serás mi cas hermana.
Allí Declack giro encima de sus pies y se marchó muy rápido de la habitación para encaminarse hacia el ascensor y al llegar a ellos oprimió el botón para llamar aquel artefacto y cuando este llegó y abrió sus puertas la zorra se subió con prisa a él para oprimir el botón de planta baja y rápidamente las puerta del ascensor se cerraron y ya allí la vulpina comienza a llorar y luego proclama: ¡Yo te juro Nick que te voy a recuperar!, TE LO JURO.
Por otra parte la tierna pareja se queda completamente sola y allí la coneja pregunta: ¿Crees que vuelva a molestarnos?
–Quizás – respondió el
–Por lo menos la ubicaste en su lugar – indico Judy tranquilamente.
–Si no coneja, tendrá que vivir una autentica y original telenovela mexicana – pondero Nick.
–Ni que estuviese tan bueno – se mofo la coneja.
–Para ti soy tu adonis – comento él graciosamente.
–Si eres un adonis, pero el adonis de los muertos – persevero Judy.
– ¡Y tú la reina de los dramas! – exclamo Nick.
–Pero soy tu reina – insinuó Judy acercándose a hocico de zorro, pero Nick la termina de acerca aún más y luego de besarla apasionadamente y cuando el aire ya le estaba faltando aquello animales se separaría.
–Yo no me canso de esto – dijo Nick.
–Y yo tampoco mi querido zorro – replico Judy.
Allí ambos animales ven hacia la puerta y ven aun tigre vestido con ropa de doctor y ahí Nick exclama: ¡Qué onda doctor!
–Hola Nick – respondió el doctor; – ¡Señorita...!–
–Judy, Judy Hopps – contesto la coneja presentándose.
-Tengo buen y mala noticia, ¿Cuál quieres oír primero? – asevero el doctor.
–La mala por favor – contesto Nick tranquilamente.
–La mala noticia es no te veré mas – contesto el doctor.
– ¿Se va a morir? – pregunto Judy algo angustiada.
–No, se ira a casa. Esa era la buena noticia, Nick te vas a casa – informo el doctor.
– ¡Gracias a dios!, porque la comida aquí son un asco – exclamo y proclamo Nick algo aliviado.
–Bueno, espero no volverte a coser otro agujero de bala – aseguro el doctor.
–Bueno Doc. Soy policía y mientras sea policía recibiré de todo, aunque aquí tengo las patas de conejo más suertudas de mundo, con eso me basta y me sobra – contesto Nick.
– ¡Oye yo no soy tu amuleto de la suerte! – protesto Judy.
El doctor se rio y luego se retiró dejando sola la hermosa pareja.